El Consejo General de Enfermería denuncia las situaciones machistas que todavía hoy viven las enfermeras por ser mujeres

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8M: Día Internacional de la Mujer

 

El Consejo General de Enfermería denuncia las situaciones machistas que todavía hoy viven las enfermeras por ser mujeres

 

  • Un colectivo mayoritariamente femenino como la enfermería se rebela contra el machismo que miles de enfermeras experimentan a diario en su puesto de trabajo, escuchando frases machistas por el mero hecho de ser mujeres. 
  • Bajo el hashtag #Enfermeras8M, el CGE lanzará mañana martes, en redes sociales, mensajes de reivindicación que se centran en acabar con el virus que supone el machismo en nuestra sociedad. 
  • “Por desgracia, algunas personas siguen teniendo un concepto trasnochado de las enfermeras como una profesión supeditada a otra antiguamente copada por varones o tienen que aguantar que se dirijan a ellas de forma inadecuada”, explica Pilar Fernández, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería. 

 

El Día Internacional de la Mujer coincide con el patrón de la profesión, San Juan de Dios. Por ello, un colectivo mayoritariamente femenino como la enfermería se rebela contra el machismo que miles de enfermeras experimentan a diario en su puesto de trabajo, escuchando frases machistas por el mero hecho de ser mujeres. En una nueva campaña de visibilidad, amparada bajo el hashtag #Enfermeras8M, el Consejo General de Enfermería lanzará mañana martes, en redes sociales, mensajes de reivindicación -tanto en formato imagen como en vídeo– que se centran en acabar con el virus que supone el machismo en nuestra sociedad.

Para dejar patente ese machismo se ha puesto el acento en tres situaciones que suelen vivir estas profesionales, primero en boca de un hombre y después en boca de una mujer, preguntándose a quién le ha pasado en la realidad. Así, denuncian que en muchas ocasiones pacientes, e incluso otros profesionales, no se toman en serio lo que hacen o cuestionan las decisiones que toman en su ámbito laboral, sin olvidar los casos de acoso sexual que todavía sufren.

Como colectivo mayoritariamente femenino, ya que un 85% de sus profesionales son mujeres, la enfermería también quiere recordar que -del mismo modo que la profesión ha luchado por ser reconocida dentro del sistema sanitario-, las mujeres no deben de cesar en su lucha por conseguir unos derechos laborales igualitarios con los hombres. “Hemos avanzado mucho, pero aún queda mucho camino por recorrer. El punto en el que se encontraba la profesión hace pocas décadas no tiene nada que ver con su reconocimiento actual en el sistema sanitario y la sociedad, es el ejemplo de que las mujeres pueden luchar por sus derechos. No obstante, por desgracia, algunas personas siguen teniendo un concepto trasnochado de las enfermeras como una profesión supeditada a otra antiguamente copada por varones o tienen que aguantar que se dirijan a ellas de forma inadecuada”, explica Pilar Fernández, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería.

Machismo

Para el CGE, el machismo es un virus contra el que hay que luchar. Para ello, se requiere educar a la sociedad en general y a los pacientes en particular, desde pequeños, porque todavía hoy las enfermeras se enfrentan a comentarios machistas o referencias a su persona como “nena”, “niña”, “guapa” o “señorita”. “Hay que cambiar mentalidades, hay que empezar desde la infancia, en la adolescencia, en la escuela, en la universidad, en todos los contextos tenemos que hablar de la igualdad de género en  la sociedad en general y recordarles que el trabajo de la enfermería consiste en cuidar y curar al paciente, no en escuchar «impertinencias» de pacientes maleducados”, subraya Fernández.

“Nuestra profesión requiere una alta cualificación, una formación académica de cuatro años y dos de especialidad contando en estos momentos con un gran número de profesionales enfermeros con grados de máster y doctorado; una carrera universitaria que requiere una exigente nota de corte para acceder a ella; y unos profesionales que gozan de un gran prestigio en el ámbito internacional”, añade Pilar Fernández. Pese a ello, la presencia de enfermeras en la toma de las grandes decisiones sanitarias sigue siendo meramente testimonial, fruto del techo de cristal que todavía supone ser mujer en muchos ámbitos, algo que es preciso cambiar.

A ello se suma el perpetuo estereotipo sexual vinculado a la profesión que, aunque cada vez en menor medida, se sigue viendo en fiestas, tiendas de disfraces, en publicidad, en series, películas o en los medios de comunicación.

Cambio de imagen

Durante todo el 8 de marzo, el Consejo General de Enfermería cambiará su logo de azul a morado para mostrar su compromiso con las mujeres y su lucha por la igualdad. Además, a lo largo de todo el día se difundirán creatividades en redes sociales y se animará a los usuarios a unirse a la iniciativa, para entre todos acabar con el machismo en la profesión a través del hashtag #enfermeras8M.

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Las enfermeras de Ucrania, al límite: “Estamos formando a civiles en primeros auxilios para que nos ayuden”

 Las enfermeras de Ucrania, al límite: “Estamos formando a civiles en primeros auxilios para que nos ayuden”

 

 

  • El Consejo Internacional de Enfermeras (CIE), al que pertenece el Consejo General de Enfermería de España, ha celebrado una cumbre para analizar y debatir la situación de los profesionales durante la crisis que atraviesa Ucrania, con el objetivo de pedir acciones ante semejante catástrofe.
  • Las organizaciones internacionales de enfermería, que representan a los 28 millones de profesionales que hay en el mundo han condenado los ataques y piden que se respeten los centros hospitalarios y a los civiles durante el conflicto.
  • “Las enfermeras y enfermeros están exhaustos tras 24 meses de atención a pacientes COVID-19 y ahora, en este caso, les sobrevuela un conflicto armado injusto y muy cruento. Desde España, mandamos todo nuestro apoyo a nuestras compañeras y nos ponemos a su disposición para atender a todos esos refugiados que, según los acuerdos entre Gobiernos, lleguen hasta aquí”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.

 

La ofensiva rusa contra Ucrania ha puesto en jaque la sanidad del país porque, después de dos años de lucha contra la pandemia, han visto como una guerra les ha sobrevenido en cuestión de días. Heridos, muertes y destrucción ponen de manifiesto la injusta realidad que vive la población ucraniana y, entre ellos, los sanitarios. Ante la situación de conflicto que está viviendo el mundo entero con la invasión rusa de Ucrania, el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE), al que pertenece el Consejo General de Enfermería de España, ha celebrado una cumbre para analizar y debatir la situación de los profesionales durante la crisis que atraviesa Ucrania, con el objetivo de diseñar y promover acciones ante semejante catástrofe.

Durante la cumbre, a la que asistió e intervino activamente José Luis Cobos, vicepresidente III del CGE y miembro de la Junta Directiva del CIE, se puso de manifiesto que las enfermeras deben adaptarse a una atención de guerra, en la que hay que priorizar a unos pacientes frente a otros para que sobrevivan. “Nuestra gente está buscando refugio en las estaciones del metro, y las bombas están cayendo no sólo en lugares residenciales, sino también en hospitales. Hay mujeres que han dado a luz en los refugios”, asegura Tetyana Chernyshenko, presidenta de la Asociación de Enfermería de Ucrania, que se encuentra en Kiev, ayudando y cuidando de los heridos que está dejando la ofensiva rusa contra el país.

Tetyana Chernyshenko, además, quiso agradecer a todos esos países que están abriendo sus fronteras para acoger a los refugiados ucranianos en un momento como el actual. Incluso ellas mismas, las enfermeras a pie de guerra, “están enviando a sus hijos y nietos a países vecinos”, contaba Halyna, otra enfermera ucraniana.

Por su parte, Aneliya, enfermera en Kiev, uno de los lugares clave del conflicto, contó que está viviendo en el hospital y que “estamos preparándonos para un gran número de heridos”. “Nos preocupa especialmente la creciente falta de suministros médicos básicos, incluidos los torniquetes. Estamos formando en primeros auxilios a los civiles para que nos ayuden, pero necesitamos desesperadamente más suministros”, apunta.

Cadenas de suministro

Desde la ciudad ucraniana de Ternopil, habla Svitlana: “Tenemos centros de distribución con estudiantes y otros voluntarios y estamos recibiendo cadenas de suministro de Polonia y otros países. Estamos distribuyendo todo lo que recibimos a las ciudades que lo necesitan”.

Durante el encuentro, las enfermeras ucranianas han solicitado apoyo psicosocial y suministros médicos, incluido material para el cuidado de heridas como torniquetes, medicamentos y antibióticos, así como uniformes desechables.

Situación difícil

“Sé que mis compañeras en Ucrania necesitan mucho apoyo. La situación es increíblemente difícil, peligrosa y traumática para las enfermeras ucranianas, pero están comprometidas con la atención”, recalca Nataliya Lishchenko, exdirectora de una escuela de Enfermería en el país.

Por su parte, también representantes de las asociaciones de los países limítrofes han comentado cómo está siendo la llegada y situación de los refugiados y cómo se están llevando suministros a Ucrania. “Estamos viviendo una gran ola de solidaridad y apoyo de las personas”, recalcan los enfermeros de Eslovaquia, Polonia, Rumania y Moldavia. Para ellos, es fundamental poder atender a estas personas, principalmente mujeres y niños, que llegan después de días en la carretera. “Llegan cansadas, con frío, hambrientas y en estado de shock. Muchas enfermeras están acogiendo a los refugiados en sus propios hogares, pero es importante que sepan que existe un gran peligro si se trata de llevar suministros a Ucrania de forma individual. Recomendamos que se utilicen los canales oficiales para ayudar”, apuntan.

Condena

Tras el encuentro, el CIE, la Federación Europea de Asociaciones de Enfermeras (EFN) y el Foro Europeo de Asociaciones Nacionales de Enfermería y Partería (EFNNMA) emitieron una declaración conjunta condenando enérgicamente la invasión rusa de Ucrania, los ataques a los servicios de salud y a la atención de la salud, así como a los edificios de civiles. “Los 28 millones de enfermeras que hay en el mundo nos solidarizamos con nuestras compañeras en Ucrania y hablamos con una sola voz para exigir el fin de la agresión, que ya ha causado un número indeterminado de muertes y cientos de miles de personas desplazadas”, asegura la presidenta del CIE, Pamela Cipriano.

España

Desde España, Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, quiere aprovechar este momento para mandar un mensaje de ánimo a todas las compañeras que están trabajando en primera línea del conflicto, así como en las fronteras.

“Nuestras compañeras ucranianas, así como aquellas que se han desplazado hasta las zonas limítrofes del país están haciendo un enorme trabajo para cuidar, ayudar y apoyar a los heridos. Esta situación se suma a los dos años de pandemia que llevamos. Las enfermeras y enfermeros están exhaustos tras 24 meses de atención a pacientes COVID-19 y ahora, en este caso, les sobrevuela un conflicto armado injusto y muy cruento. Desde España, mandamos todo nuestro apoyo a nuestras compañeras y nos ponemos a su disposición para atender a todos esos refugiados que, según los acuerdos entre Gobiernos, lleguen hasta aquí”, afirma Pérez Raya. “También me gustaría mandar un mensaje de solidaridad a las compañeras enfermeras de Rusia, que se han visto inmersas en esta guerra. Una guerra que también les afecta sobremanera porque, por encima de las cuestiones políticas, todas las enfermeras/os defendemos el derecho a la vida y estamos al lado de quienes necesitan de nuestros cuidados”, concluye.

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El Consejo General de Enfermería y Médicos Sin Fronteras analizan el actual papel de las enfermeras en cooperación internacional

El Consejo General de Enfermería y Médicos Sin Fronteras analizan el actual papel de las enfermeras en cooperación internacional

 

  • La nueva presidenta de Médicos Sin Fronteras en España, la enfermera Paula Gil Leyva, visita la sede del CGE para compartir las últimas iniciativas de la ONG y los objetivos que se ha marcado durante su etapa al frente de una organización que, por primera vez, tiene una enfermera al frente y en la que las enfermeras constituyen gran parte de su plantilla. 
  • Pilar Fernández, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería, celebra que una compañera dirija la delegación en España de una ONG que lleva más de medio siglo realizando una impagable labor asistiendo a personas amenazadas por la exclusión de la atención médica y “que pueda aportar esa visión global que caracteriza a las enfermeras en materia de gestión”.

 La vicepresidenta del Consejo General de Enfermería, Pilar Fernández y la recién elegida presidenta de Médicos Sin Fronteras España, la enfermera Paula Gil Leyva, han mantenido una reunión para analizar el papel de las enfermeras en el escenario internacional y conocer las últimas iniciativas de ambas entidades en materia de cooperación internacional, acción humanitaria y formación.

Por primera vez en la historia de Médicos Sin Fronteras en nuestro país, una enfermera ha sido elegida para el cargo, algo que “enorgullece a toda la Organización Colegial de Enfermería. Estamos seguros de que, gracias a la experiencia que acumula Paula Gil sobre el terreno y en materia de gestión de recursos humanos y materiales, la labor de esta importante ONG se va a ver beneficiada por esa visión plural e interdisciplinar que aportan las enfermeras”.

Por su parte, Paula Gil ha explicado a la vicepresidenta del CGE que, dentro del personal sanitario de la ONG, las enfermeras y auxiliares de enfermería son los profesionales sanitarios más numerosos y que hay destacadas enfermeras y enfermeros coordinando a todos los equipos de Médicos Sin Fronteras en distintos países de todo el mundo. Asimismo, ha trasladado los problemas crecientes de acceso a las poblaciones y a los pacientes, las cada vez mayores dificultades para poder prestar ayuda humanitaria.

Otro de los temas que han abordado es cómo el COVID-19 ha golpeado con dureza al personal sanitario, sobre todo en países de renta media y baja, en los que ha habido entre 80.000 y 180.000 sanitarios fallecidos -según las estimaciones- a causa de la pandemia lo que, a su vez, repercute en la salud de las poblaciones más vulnerables debido al cierre de estructuras de salud, a la paralización de programas de lucha contra la malaria, el VIH o la tuberculosis, o a la suspensión de campañas de vacunación para combatir enfermedades como el sarampión, que afectan mayoritariamente a la población infantil. La mayor parte de los fallecidos son profesionales sanitarios de países que, por cierto, no han tenido acceso a la propia vacuna contra el COVID-19 a pesar de ser los que están conteniendo la pandemia.

Al término del encuentro, Gil ha declarado que “hay muchos espacios de colaboración entre Médicos Sin Fronteras y el Consejo General de Enfermería, esta es la casa de todas las enfermeras que trabajan con nosotros” y ha valorado “el importante trabajo que hace el Consejo para dar visibilidad al sector de la enfermería”.

Uno de estos puntos de colaboración se basa en la difusión que va a hacer el Consejo General de Enfermería de la labor de los profesionales sanitarios en el área de la cooperación internacional, un apartado no tan conocido para la mayor parte de las enfermeras españolas.

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España suspende en enfermería escolar: Una enfermera por cada 8.500 alumnos

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España suspende en enfermería escolar:

Una enfermera por cada 8.500 alumnos

 

  • “La diferencia entre que un colegio cuente o no con una enfermera escolar puede llegar a ser la vida o la muerte. Resulta paradójico que en España sea obligatorio contar con una enfermera del trabajo en empresas con un número mayor de 500 trabajadores, mientras que, en centros escolares con varios cientos, e incluso miles de alumnos no es obligatorio contar con enfermera escolar”, resalta Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. 
  • Los datos muestran que la figura de la enfermera escolar es anecdótica y claramente insuficiente en muchas comunidades autónomas. Asturias, por ejemplo, sólo cuenta con una enfermera para 131.480 alumnos, Castilla-La Mancha con 22 para 335.308 alumnos o Canarias con 10 para 326.105. Sólo Madrid, aunque lejos del ideal, presenta un volumen de enfermeras escolares estimables. 
  • “Además, hemos detectado que en muchos casos los datos no reflejan la figura de la enfermera escolar asignada a un centro de enseñanza, sino que se trata de refuerzos esporádicos contratados por la pandemia, como es el caso de Andalucía en la que hay enfermera referente que solo cubre coordinación COVID para seguimiento y detección de casos”, comenta Guadalupe Fontán, enfermera coordinadora del Instituto de Investigación Enfermera. 

España cuenta con una enfermera por cada 8.497 alumnos. Así lo recogen los datos obtenidos por el Observatorio de Enfermería Escolar del Consejo General de Enfermería (CGE), con la colaboración de la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (AMECE), Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar (ACEESE), representantes de distintas universidades, del Colegio de Enfermería de Cantabria y el Instituto de Investigación Enfermera del CGE. “Los resultados son muy preocupantes”, resalta Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. “La diferencia entre que un colegio cuente o no con una enfermera escolar puede llegar a ser la vida o la muerte. Las enfermeras que trabajan en los centros educativos están preparadas para actuar ante una emergencia o accidente. “Resulta paradójico que en España sea obligatorio contar con una enfermera del trabajo en empresas con un número mayor de 500 trabajadores, mientras que, en centros escolares con varios cientos, e incluso miles de alumnos no es obligatorio contar con enfermera escolar”, añade Pérez Raya.

Una figura anecdótica

Los datos recogidos muestran que la figura de la enfermera escolar es anecdótica y claramente insuficiente en muchas comunidades autónomas. Asturias, por ejemplo, sólo cuenta con una enfermera para 131.480 alumnos, Castilla-La Mancha con 22 para 335.308 alumnos o Canarias con 10 para 326.105. “Lo que hemos detectado es que en muchos casos, los datos no reflejan la figura de la enfermera escolar asignada a un centro de enseñanza, sino que se trata de refuerzos esporádicos contratados por la pandemia, como es el caso de Andalucía en la que hay enfermera referente que solo cubre coordinación COVID para seguimiento y detección de casos , o de enfermeras/os que acuden desde el centro de salud con programas de salud coordinados con el centro educativo, como es el caso de Cataluña, o como Murcia que sólo tiene 16 enfermeras escolares y el resto son enfermeras comunitarias escolares del programa PACES, por lo tanto con estas figuras no se cubren las necesidades que tiene la comunidad escolar”, resalta Guadalupe Fontán, enfermera coordinadora del Instituto de Investigación Enfermera.

La recogida de datos ha sido muy complicada, ya que no hay registros oficiales. Ha sido un trabajo en equipo en el que se ha contado con la colaboración de representantes de las sociedades científicas y otros agentes implicados en las diferentes comunidades autónomas, consiguiendo así reunir la información de los centros de educación primaria y secundaria públicos, privados, concertados y de educación especial.

Las contrataciones, condiciones laborales y dependencia funcional también son muy variadas siendo en la mayoría dependientes de las consejerías de Educación, en algunos casos de los Servicios Autonómicos de Salud, de los Ayuntamientos o de empresas privadas. “En muchas ocasiones los contratos no son a jornadas totales sino contrataciones por tiempo parcial. Por eso, queremos ampliar el estudio y vamos a llevar a cabo un proyecto de investigación más ambicioso que detecte las necesidades desde el punto de vista de los padres, profesores y de la situación real de las enfermeras escolares”, comenta Fontán.

Durante estos meses, desde la Organización Colegial de Enfermería se han enviado cartas a las consejerías de Sanidad de las diferentes comunidades autónomas para pedir una regulación al respecto. Además, se han llevado a cabo dos posicionamientos junto a sociedades científicas y asociaciones de pacientes que fueron entregados a los ministerios de Sanidad y de Educación para que impulsen un procedimiento común. “La situación actual evidencia la necesidad de crear e implantar la figura de enfermera escolar en todos los centros educativos de España y una Ley de Enfermería Escolar que garantice la estabilidad de los profesionales, la necesidad de adquisición de competencias específicas y la creación de una bolsa de trabajo única para las enfermeras escolares, siendo clave el desarrollo de los diplomas de acreditación en enfermería escolar por parte del Ministerio de Sanidad”, afirma Ayuso.

Diferencias con EE.UU. y los países nórdicos

La situación de la enfermería escolar en España es alarmante. “Nuestra ratio de enfermeras escolares está muy lejos de lo que marca la Asociación Norteamericana de Enfermería Escolar (National Association of School Nurses -NASN) que a su vez sigue las recomendaciones de la Asociación Internacional de Enfermería Escolar: una enfermera por cada 750 alumnos y una por cada 350 en aquellas escuelas de educación especial. En Finlandia, la ratio es aún más baja y se sitúa en 600 alumnos por enfermera y en escuelas de educación especial bajan a 300. Pero no sólo eso, en la mayoría de los países anglosajones y escandinavos que tienen esta figura incorporada en el sistema, está totalmente aceptada y los padres cuando van a buscar colegio para sus hijos tienen en cuenta si existe este servicio e incluso quieren conocer a la enfermera escolar del centro. En cambio, aquí en España, aunque se está incrementando la demanda de la presencia de esta figura en los centros escolares, no se las valora ni reconoce socialmente debido a que su trabajo en la salud escolar sigue siendo desconocido”, expone Engracia Soler, presidenta de la Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar (ACEESE).

“El objetivo es que haya una enfermera en cada colegio de España. Estamos hablando de centros educativos grandes donde tanto alumnado como profesorado pasan muchas horas y en los que puede ocurrir un accidente o donde simplemente hay niños con enfermedades raras, crónicas y discapacitantes a los que debemos atender sus necesidades. Las enfermeras, además de tener una importante labor asistencial por la que se nos contrata, hacemos educación para la salud, y eso favorece a que en un futuro tengamos adultos más formados en salud y autocuidado. En resumen, estas profesionales suponen un valor añadido, eficaz y eficiente”, resalta Natividad López, presidenta de la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (AMECE).

“Desde la Federación Española de Diabetes (FEDE) llevamos años denunciando la vulnerabilidad de los niños con patologías crónicas en edad escolar, quienes acuden a los centros educativos sin profesionales sociosanitarios que puedan atenderles, bien de manera puntual por un problema de salud concreto, bien de manera continuada, por padecer patologías crónicas como la diabetes. A día de hoy, la figura profesional que debería asumir este papel es la enfermera escolar, un profesional altamente ya instaurado en la mayoría de los países de nuestro entorno pero que, en España, aún no tiene una representación significativa en ninguna CC AA. Sin su presencia, cerca de 9.000.000 de escolares acuden a los centros educativos cada día sin contar con profesionales que puedan asistirles en el caso de tener algún percance de salud, ya sea agudo o crónico. Su papel, además sería clave para educador en salud, contribuyendo a reducir el aumento de otras patologías como puede ser la obesidad”, expone Juan Francisco Perán, presidente de FEDE.

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El CGE y AECPAL consideran imprescindible una formación homogénea, a nivel nacional, en cuidados paliativos para mejorar la atención al final de la vida

El CGE y AECPAL consideran imprescindible una formación homogénea, a nivel nacional, en cuidados paliativos para mejorar la atención al final de la vida

 

  • En España más de 80.000 personas susceptibles de recibir atención paliativa no la reciben. “Una de las razones estructurales para este déficit asistencial es la falta de reconocimiento de un diploma de acreditación o área de capacitación especifica (ACE) que dote a los cuidados paliativos de una formación homogénea en todo el Estado, que dé respuesta a las necesidades tanto de los pacientes como de sus familias al final de la vida”, destaca Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. 
  • “El acceso desigual e irregular a la formación en cuidados paliativos en la formación de Grado ha generado que se intensifiquen las diferentes vías de formación en postgrado como única vía de adquirir capacitación específica, pero que genera desigualdad en la formación que reciben, por eso insistimos en la necesidad de que se cree la especialidad de enfermería en cuidados paliativos”, cuenta la presidenta de la Asociación Española de Enfermería en Cuidados Paliativos (AECPAL), Marisa de la Rica. 

En España más de 80.000 personas susceptibles de recibir atención paliativa no la reciben. Según la Estrategia de Cuidados Paliativos Pediátricos, en un año alrededor de 1.200 niños mueren por enfermedades que limitan la vida, unos 13.000 padecen una enfermedad de estas características y alrededor de 6.000 de ellos necesitan respuesta a las necesidades de la edad pediátrica al final de la vida.

Como explica Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, “una de las razones estructurales para este déficit asistencial es la falta de reconocimiento de un diploma de acreditación o un área de conocimiento específica que dote a los cuidados paliativos de una formación homogénea en todo el Estado, que dé respuesta a las necesidades tanto de los pacientes como de sus familias al final de la vida”. Por ello, el Consejo General de Enfermería pide que la enfermería de cuidados paliativos cuente con un diploma de acreditación. Por su parte, la Asociación Española de Enfermería en Cuidados Paliativos (AECPAL) solicita que sea una especialidad, al considerar que el diploma de acreditación es insuficiente.

Para Marisa de la Rica, presidenta de AECPAL, “el curriculum de competencias enfermeras en paliativos debería formar parte de los correspondientes sistemas de acreditación de profesionales y que se reconozca como una nueva especialidad de enfermería, como vía hacia la excelencia de la práctica profesional enfermera. No podemos olvidar que todavía no existe una regulación académica formal de conocimientos específica debido a la juventud de esta disciplina de cuidados. En este caso, se da la premisa de que la regulación académica no va pareja a la necesidad social y sanitaria, existiendo un desfase que se suele cubrir con la formación continuada”.

De hecho, “el acceso desigual e irregular a la formación en cuidados paliativos en la formación de Grado ha generado que se intensifiquen las vías de formación en postgrado como los cursos de expertos y másteres, en todo el territorio nacional, como única vía de capacitación específica de aquellos profesionales interesados en la atención paliativa, pero que genera desigualdad en la formación que reciben”, cuenta la presidenta de AECPAL.

Y ello pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define los cuidados paliativos como una pieza central de los servicios sanitarios. “En España, la Estrategia Nacional de Paliativos recomienda la capacitación de las futuras enfermeras en la formación de grado y posgrado para los profesionales que trabajan en este ámbito, pero dicha formación carece de un mapa competencial consensuado”, explica Diego Ayuso, secretario general del CGE. Por ello, “es necesario revisar el rol específico de la enfermera de cuidados paliativos como una enfermera de práctica avanzada, tanto en los cuidados paliativos pediátricos como en la atención a adultos”, subraya Ayuso.

Mapa competencial

Precisamente para aportar ese mapa competencial, desde el Consejo General de Enfermería, junto a Asociación Española de Enfermería en Cuidados Paliativos (AECPAL), han elaborado un documento que reúne el Marco de actuación de las/os enfermeras/os en el ámbito de los Cuidados Paliativos para que sirva de base para ese mapa de competencias acreditadas como práctica avanzada de enfermería. En él se define el marco de actuación que los profesionales en enfermería desarrollan desde su práctica avanzada en el ámbito de la atención paliativa y orientan a los ámbitos de gestión para su implementación y desarrollo profesional.

“El objetivo final es que el paciente reciba en cada momento la mejor atención y se le haga un buen seguimiento, con el propósito de que exista un mejor control de todo su proceso. En este contexto las enfermeras, sin duda, ejercen un liderazgo y un protagonismo en los cuidados de estos pacientes y sus familias. Al fin y al cabo, fortalecer su papel refuerza también a nuestro sistema sanitario, mejorando los cuidados y la calidad de vida de los pacientes en estos duros momentos”, señala Pérez Raya.

La enfermera de cuidados paliativos

La enfermera en el ámbito de los cuidados paliativos participa en el control de síntomas, garantiza los cuidados, asegura el respeto por la autonomía y los derechos de la persona, ofrece acompañamiento, respeta los valores y estilos de vida, atiende la singularidad, persigue el bienestar, la calidad de vida, la continuidad de los cuidados y el trabajo en equipo. Para ello se centra en todas las dimensiones individuales, concretas y específicas del proceso de final de vida, en continuo cambio, evolución y complejidad, además de la atención a la familia durante todo el proceso de enfermedad y hasta después del fallecimiento, durante el proceso de duelo.

La enfermera de cuidados paliativos garantiza y promueve la atención paliativa de manera colaborativa con el resto del equipo multidisciplinar, contribuyendo a la continuidad asistencial, y a la prestación de cuidados adaptados a la persona y familia en situación de enfermedad avanzada y/o final de vida.

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La nueva FP sociosanitaria pone en riesgo la atención sanitaria y los cuidados a las personas mayores

Advertencia de la Mesa de la Profesión Enfermera a las ministras de Educación, Sanidad y Derechos Sociales

“La nueva FP sociosanitaria pone en riesgo la atención sanitaria y los cuidados a las personas mayores”

 

  • La Mesa de la Profesión Enfermera, integrada por el Consejo General de Enfermería y el Sindicato de Enfermería, SATSE, traslada al Gobierno el profundo malestar y rechazo generado entre las enfermeras por la creación de la nueva cualificación profesional de Formación Profesional sobre “Supervisión de la atención sociosanitaria para la promoción de la autonomía personal”. 
  • SATSE y el Consejo General de Enfermería reclaman a las ministras implicadas que no permitan que se desarrolle una nueva cualificación profesional que perjudica gravemente a los profesionales que la Ley habilita para prestar la atención y cuidados que necesitan las personas mayores, al estar plenamente cualificados y capacitados, como son las enfermeras y enfermeros. 
  • La Mesa Enfermera critica el procedimiento administrativo llevado a cabo desde el Ministerio de Educación para la creación de esta cualificación profesional que perjudicará la atención y cuidados que se deben prestar a los mayores en las residencias, teniendo en cuenta que son un colectivo muy especial y vulnerable. 

La Mesa de la Profesión Enfermera, integrada por el Consejo General de Enfermería (CGE) y el Sindicato de Enfermería, SATSE, ha advertido a los Ministerios de Educación, de Sanidad y de Derechos Sociales que la nueva cualificación profesional de Formación Profesional sobre “Supervisión de la atención sociosanitaria para la promoción de la autonomía personal”, vulnera, no solo competencias profesionales propias de las enfermeras y otros profesionales, sino también legislación fundamental y específica del ámbito sociosanitario, por lo que el Gobierno debe dar marcha atrás y no posibilitar su desarrollo si no quiere también poner en riesgo la atención y cuidados que se prestan a los mayores en las residencias de nuestro país.

En sendas cartas a las ministras de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría; Sanidad, Carolina Darias, y Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, la Mesa de la Profesión Enfermera les reitera el profundo malestar y rechazo generado entre las enfermeras y enfermeros por la creación de esta nueva cualificación profesional,  incluida en el anexo XV del Real Decreto 46/2022, de 18 de enero, al entender que perjudicará gravemente sus condiciones profesionales y laborales  en los centros sociosanitarios.

La Mesa de la Profesión Enfermera denuncia que esta nueva cualificación de Formación Profesional se ha creado al margen y sin tomar en consideración a las profesiones sanitarias tituladas que conforman el equipo multidisciplinar de atención sociosanitaria, y que se encuentran reguladas en la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS), invadiendo especialmente las competencias de los expertos en Cuidados Enfermeros, como son los titulados de Grado universitario en Enfermería y de las especialistas en Enfermería Geriátrica. Unas titulaciones que habilitan legalmente a estos profesionales para atender la demanda de cuidados sociosanitarios, supervisándolos y gestionándolos en los centros de atención sociosanitaria, apunta.

En este sentido, la Mesa de la Profesión Enfermera destaca que la atención y cuidados por el deterioro físico y cognitivo que ocurre en situaciones de envejecimiento, dependencia y enfermedades crónicas  debe realizarse por Graduados en Enfermería de cuidados generales o, en los casos de gran complejidad, por enfermeras especialistas en Enfermería Geriátrica, ya que, en todo caso, son los profesionales más adecuados para sustituir esa falta de capacidad y también para supervisar la ejecución del cuidado básico y avanzado, ejerciendo una función de garante de la seguridad, de la calidad y de la continuidad de los cuidados del residente/paciente.

Unas competencias enfermeras que están reconocidas por la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, la Orden CIN/2134/2008, de 3 de julio, por la que se establecen los requisitos para la verificación de los títulos universitarios oficiales que habiliten para el ejercicio de la profesión de Enfermero y la Orden SAS/3225/2009, de 13 de noviembre, que es la que aprueba y publica el programa formativo de la especialidad en Enfermería Geriátrica.

Por ello, llama poderosamente la atención que, a pesar de este reconocimiento de la especialidad Enfermera de Geriatría, que fue creada para cubrir una necesidad lo suficientemente importante, específica y, sobre todo, dotada de presupuesto público para formar residentes a nivel nacional, se pretenda con esta nueva cualificación puentear y dejar sin gran parte de su contenido a esta especialidad, así como al resto de enfermeras generalistas que actualmente desarrollan una labor imprescindible en el ámbito sociosanitario.

Asimismo, la Mesa de la Profesión Enfermera recuerda a las tres ministras algunas de las competencias relacionadas con la gestión para las que presuntamente capacita esta cualificación  de Formación Profesional, como son el  liderazgo de equipos;  gestión de recursos humanos y materiales; detección de necesidades; tratamiento de la información sanitaria y gestión de conflictos; coordinación sanitaria/gestión de casos con los distintos niveles asistenciales (primaria, especializada, extrahospitalaria), y garantizar la continuidad y calidad mediante supervisión directa de cuidados que tienen que ver con distintas profesiones sanitarias tituladas (Medicina, Enfermería, Fisioterapia, Terapia Ocupacional, Psicología…) sin tener la capacidad de ejecución directa sobre el paciente para ello, control de jornada y planificación de la misma, etc.

Unas competencias gestoras, según la Mesa, que conllevan la vulneración de claras competencias sanitarias asistenciales que tienen que ver con los cuidados básicos y con otros tan específicos y complejos como es la ventilación mecánica, administración de medicamentos, manejo de botiquines, manejo de situaciones en emergencia, etc.

Por último, la Mesa de la Profesión Enfermera critica el procedimiento administrativo llevado a cabo desde el Ministerio de Educación para la creación de esta cualificación profesional al haberse “enmascarado” junto a otras cualificaciones de muy diversas familias (al igual que se hizo en el trámite de consulta pública del RD el pasado mes de julio) y encuadrarse sorprendentemente en la familia de “Servicios socioculturales y a la Comunidad” cuando tiene un marcado carácter asistencial y de coordinación sanitaria.

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Las enfermeras españolas demandan poder investigar sin sacrificar su vida familiar y su tiempo libre

Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

 

Las enfermeras españolas demandan poder investigar sin sacrificar su vida familiar y su tiempo libre

 

  • La producción científica enfermera se ha multiplicado en los últimos años a costa del sacrificio personal de las enfermeras, privadas de horas para investigar en cuidados y contribuir así al avance de las ciencias de la salud.
  • Independientemente de la situación de pandemia actual y de las acuciantes necesidades asistenciales, el sistema sanitario niega a las enfermeras, horas dedicadas a la investigación dentro de sus jornadas laborales. 
  • El Consejo General de Enfermería y su Instituto de Investigación Enfermera piden a las autoridades sanitarias que sean sensibles ante este problema, pues las enfermeras -mayoritariamente mujeres- ya luchan contra el reto de conciliar la vida profesional y la personal y muchas de ellas acaban abandonando su vocación científica ante la falta de oportunidades y ayudas en los hospitales y otros centros sanitarios.
  • Para potenciar la investigación desde la Organización Colegial de Enfermería, el Consejo General ha destinado a este capítulo en los dos últimos años cerca de cuatro millones de euros en ayudas.

 La investigación enfermera ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años, pero lo ha hecho a fuerza de un sacrificio personal de las profesionales, privadas de horas para investigar dentro de su jornada laboral o en ocasiones sin respaldo de los centros sanitarios y la administración. En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, el Consejo General de Enfermería y su Instituto de Investigación quieren hacer un llamamiento para erradicar los obstáculos que impiden a las enfermeras -mujeres en su mayoría- desarrollar una labor de investigación que se traduce a corto, medio y largo plazo en una mejora de los cuidados y la atención sanitaria que recibe la población.

El hecho de que no se conceda tiempo dedicado a la labor de investigación en horario laboral implica que las enfermeras tengan que sacrificar su tiempo libre y la atención a la familia u otras facetas de la vida personal si desean llevar a cabo investigaciones que puedan publicarse en revistas científicas de impacto para contribuir así al avance de las ciencias de la salud.

“Muchas enfermeras pueden realizar extraordinarias contribuciones a la mejora de los cuidados, pero la ciencia exige evidencia y la búsqueda de esa evidencia, tiempo. Un tiempo del que no disponen esas enfermeras si no es a costa de su vida personal y familiar, de buscar en ocasiones financiación por su cuenta y de un esfuerzo ímprobo. Se trata de un agravio más del sistema sanitario hacia las enfermeras como enfermeras y como mujeres”, asegura Pilar Fernández, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería.

Por su parte, Guadalupe Fontán, enfermera del Instituto de Investigación del Consejo General de Enfermería, explica que “nuestro Instituto está al servicio de todas las enfermeras y enfermeros que deseen explorar el camino de la investigación. Ponemos a disposición de todas ellas un servicio de asesoramiento en esta materia, con herramientas que facilitan, potencian y ayudan a realizar investigaciones propias o conectar con grupos investigadores. Queremos impulsar nuevas estrategias que canalicen ayudas para que las enfermeras puedan llevar a cabo sus investigaciones”.

Ayudas a la investigación

En los últimos años, el Consejo General de Enfermería ha realizado un importante esfuerzo para ayudar a las enfermeras a sacar adelante sus proyectos de investigación en coordinación con los colegios provinciales de Enfermería. En los últimos dos ejercicios se han presupuestado casi cuatro millones de euros en ayudas y hace apenas dos semanas se entregaron los I Premios de Investigación del Consejo General, dotados con 55.000 euros que han ido a manos de seis equipos de enfermeras. “Para promover la investigación enfermera es necesario que haya organismos dedicados al apoyo y ayuda de los investigadores enfermeros. Lo tenemos muy claro y no sólo se trata de apoyar la investigación activa, sino facilitar que las enfermeras puedan acudir a congresos científicos con regularidad para ampliar y compartir conocimientos”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.

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CGE y SATSE inician el proceso judicial en el Supremo para frenar la FP sociosanitaria que pone en peligro la seguridad de los mayores en las residencias

Una titulación de Formación Profesional para reemplazar a los sanitarios con profesionales “low cost”

CGE y SATSE inician el proceso judicial en el Supremo para frenar la FP sociosanitaria que pone en peligro la seguridad de los mayores en las residencias

 

  • El Sindicato de Enfermería, SATSE, y el Consejo General de Enfermería (CGE) rechazan categóricamente el Real Decreto que incorpora nuevas titulaciones de Formación Profesional, una de las cuales, el módulo de “Supervisión a la Atención sociosanitaria a la persona usuaria”, puede poner en riesgo la salud de las personas ingresadas en residencias y centros sociosanitarios. 
  • El recurso de ambas organizaciones responde a la preocupación mostrada por numerosas instituciones enfermeras y la enfermería de base que ven cómo esta salida del Gobierno para paliar los problemas de la atención a mayores y dependientes esconde la creación de un ejército de personal “low cost” como alternativa a los profesionales sanitarios cualificados que son las enfermeras/os. 
  • Las enfermeras y enfermeros escasean en residencias de mayores y otros centros sociosanitarios por la falta de previsión de la Administración y, especialmente, por las condiciones precarias e indignas que ofrece el sector sociosanitario a profesionales sanitarios de primer nivel. 

El Consejo General de Enfermería (CGE) y el Sindicato de Enfermería, SATSE, han iniciado hoy el proceso para interponer sendos recursos contencioso-administrativos ante el Tribunal Supremo contra el Real Decreto que regula la nueva titulación de Formación Profesional “Supervisión a la Atención sociosanitaria a la persona usuaria”, ya que entienden que pone en grave riesgo la seguridad y salud de las personas mayores en las residencias de todo el Estado.

Según SATSE y el CGE, esta nueva FP supone una merma en la calidad de la atención que reciben las 400.000 personas que viven en residencias de mayores y otros centros sociosanitarios pues en realidad se trata de una solución de bajo coste a la falta crónica de profesionales sanitarios cualificados, una salida que compromete el futuro de la atención a una población de edad avanzada y aquejada de dolencias crónicas como es la española.

“La impugnación de la norma refleja la incoherencia de que se cree una figura no sanitaria para controlar y tutelar a unos profesionales sanitarios perfectamente cualificados para acometer sus funciones en las residencias. En resumen, se oferta una nueva titulación con capacidad para intervenciones sanitarias como los “cuidados básicos de enfermería” cuando ya existen profesionales sanitarios con un grado universitario que proporcionan esos cuidados que son las enfermeras y enfermeros”, señalan.

El Consejo General de Enfermería y SATSE creen que no es necesario que se incorporen nuevas titulaciones sino que se refuercen las plantillas del ámbito sociosanitario y se cuente con los profesionales ya existentes. La falta de enfermeras en las residencias se explica por el déficit crónico de profesionales en nuestro país, un número de enfermeras y enfermeros “a años luz” de países de nuestro nivel socioeconómico, pero también por las precarias e indignas condiciones laborales y salariales que se ofrecen en el ámbito sociosanitario y que desincentivan la contratación de enfermeras.

Las dos organizaciones confian en que los tribunales no permitan el desarrollo de esta cualificación profesional que tanto perjudica a los más vulnerables, los mayores, en los centros sociosanitarios desde un principio, y reclaman al Gobierno de Pedro Sánchez que reflexione y que, frente a soluciones improvisadas que solo generan desconcierto y desazon asistencial y profesional, así como a la renuncia de la calidad de la atención, apueste por las enfermeras como referentes en cuidados y por potenciar la figura de la enfermera especialista en Geriatría y Gerontología como coordinadora de esos cuidados en los centros sociosanitarios.

“No tiene ningún sentido crear nuevas titulaciones y categorías. Eso no va a suponer ninguna mejora en la atención a las personas mayores, sino que se busca simplemente ahorrar costes a la vez que cronifica las condiciones laborales precarias en un sector clave para atender las necesidades de la población más vulnerable”, subrayan.

Por último, SATSE y el CGE entienden que el Gobierno busca también satisfacer los deseos de la patronal que gestiona el 75 por ciento de las residencias de mayores en nuestro país, dado que el perfil profesional que ahora se pretende establecer para realizar cuidados básicos de Enfermería les va a resultar mucho más barato a los empresarios del sector y, con ello, un aumento de sus beneficios empresariales.

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Una macroencuesta demuestra la situación insostenible de las enfermeras: el 85% ha visto afectada su salud mental por la pandemia y la mitad se plantea abandonar la profesión

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Una macroencuesta demuestra la situación insostenible de las enfermeras: el 85% ha visto afectada su salud mental por la pandemia y la mitad se plantea abandonar la profesión 

 

  • La pandemia ha tenido efectos demoledores en la salud de las enfermeras: la incidencia de contagios multiplica por 2,3 la general; un tercio ha sufrido depresión; 6 de cada 10 insomnio; y algo más de dos terceras partes, episodios graves de ansiedad (67,5%).
  • Aseguran que para poder prestar una asistencia adecuada es necesario doblar el número de profesionales en plantilla y califican su situación como insostenible: casi la mitad (46.5%) se ha planteado incluso abandonar la profesión y 3 de cada 10 no volverían a estudiar la carrera. El 62.8% de los profesionales que podrían obtener la jubilación, baraja solicitarla, aunque afecte negativamente a sus pensiones. 
  • Las enfermeras califican con un rotundo suspenso aspectos como la conciliación de la vida familiar (2,97 sobre 10), carga de trabajo (3,35), reconocimiento de la carrera profesional (2,92), salario (3,37) y desarrollo de las especialidades (2,28).
  • Tras los aplausos, la profesión enfermera se siente abandonada y ha perdido la fe en ver resueltos los obstáculos y precariedades que sufre cada día. Casi el cien por cien (98,7%) ni se siente reconocida por los políticos ni confía en que estos den soluciones y el 91,7% cree necesario movilizarse. 

Dos años prácticamente ininterrumpidos de pandemia por COVID han tenido un impacto demoledor en las enfermeras y enfermeros que trabajan en España. Y el problema es que no se atisba la salida porque la lucha contra el virus mantiene en un bucle asistencial a casi el 80 por ciento de los profesionales, que se ve obligado a dedicar la mayor parte de su tiempo de trabajo al COVID y no puede prestar la asistencia que querría al resto de sus pacientes. El resultado de tantos y tantos meses de desgaste ha tenido consecuencias muy graves para la salud metal de estos profesionales, ya que un tercio de ellos (33%) reconoce haber sufrido depresión, 6 de cada 10 confirman haber padecido insomnio (58,6%) y algo más de dos terceras partes ha tenido episodios graves de ansiedad (67,5%). Estos son algunos de los resultados y conclusiones extraídos de la mayor encuesta realizada jamás en España en el sector enfermero: han participado 19.300 enfermeras y enfermeros durante las primeras semanas de enero de 2022.

Se trata del estudio “Radiografía de la situación profesional y emocional de la profesión enfermera”, que se ha presentado esta mañana en una rueda de prensa virtual en la que han participado Florentino Pérez Raya, José Ángel Rodríguez, José Luis Cobos y Diego Ayuso, presidente, vicepresidentes segundo y tercero y secretario general del Consejo General de Enfermería de España. Tal y como han explicado, se trata de una macroencuesta histórica que pone de manifiesto la situación insostenible que vive la profesión enfermera y su creciente indignación. Tal y como ha explicado Pérez Raya, “nuestro objetivo era cuantificar y conocer con exactitud el impacto generado por el COVID-19 entre las 275.000 enfermeras y enfermeros en activo que trabajan en centros sanitarios, públicos y privados, de toda España. Los resultados conforman una radiografía fiable, rigurosa y completa de la situación emocional y profesional en el sector”. El trabajo demográfico ha sido desarrollado por el Consejo General de Enfermería de España en coordinación con el resto de la Organización Colegial al completo (Colegios provinciales y Consejos Autonómicos). Se ha pedido la participación a través de mensajes y un emailing personalizado realizado a la base de datos de los colegiados y colegiadas y el trabajo demoscópico ha estado supervisado por los expertos del Instituto Análisis e Investigación.

Florentino Pérez Raya ha aseverado que estamos ante “una radiografía rigurosa que viene a demostrar la presión asistencial y de todo tipo a la que están sometidas las enfermeras.Una situación que viene de muy atrás y que desde hace dos años se ha agravado por la pandemia del COVID”. Recordando que “España sufre un déficit crónico de enfermeras que pone en peligro el sistema sanitario y el bienestar de una sociedad cada vez más envejecida y aquejada de enfermedades crónicas, unos ciudadanos con una creciente necesidad de cuidados. De verdad, no podemos seguir maltratando a una profesión fundamental para la salud de la población y para el futuro de la sostenibilidad del sistema sanitario, ni mantener con un número de profesionales que está a años luz de las necesidades asistenciales de la profesión, no podemos estar tan alejados de países de nuestro entorno y nivel socioeconómico como Reino Unido o Francia”.

Profesionales extenuados que se replantean la vocación e incluso abandonar

Los resultados del estudio ponen de manifiesto la situación insostenible en la que se encuentran las enfermeras: están extenuadas, desmotivadas y, muchas de ellas, a punto de “abandonar la profesión”: así, casi la mitad (46.5%) ha barajado la posibilidad de dejar la profesión y 3 de cada 10 de los profesionales (28.4%) no volverían a estudiar la carrera si pudiesen dar marcha atrás. El 62.8% de los profesionales que reúnen los requisitos para obtener la jubilación en cualquiera de sus fórmulas, se está planteando solicitarla. Tras los aplausos durante el confinamiento, la profesión enfermera se siente absolutamente abandonada y ha perdido completamente la fe en llegar a ver resueltas algún día las diferentes dificultades, obstáculos y precariedades que tiene que sufrir jornada tras jornada. Y es que, prácticamente, el cien por cien (98,7%) de los profesionales ni se siente reconocido por los políticos ni confía en que estos den soluciones.

Pérez Raya ha destacado que, “las enfermeras llevan décadas denunciando las condiciones laborales que tienen que soportar con contratos precarios que duran incluso días sueltos, rotaciones por todo tipo de servicios clínicos, salarios muy bajos, pérdida de poder adquisitivo durante una década y altas cargas asistenciales por tener una de las ratio de enfermera por paciente más baja de Europa. La sobrecarga asistencial, que ha supuesto la pandemia por COVID-19 para todas ellas, ha sido la puntilla para esta profesión, tanto en el ámbito profesional, como en el emocional”. Así, el descontento y la indignación actual de las enfermeras es tan generalizado que el 91,7% de las enfermeras y enfermeros cree que es necesario movilizarse ya para decir ¡basta ya! y conseguir medidas efectivas que pongan solución a factores como la sobrecarga de trabajo, el agotamiento físico y mental, las condiciones laborales, el reconocimiento profesional y el desarrollo efectivo de las especialidades enfermeras, entre otros temas.

COVID: consecuencias psicológicas y emocionales

El estudio demuestra, por primera vez y con absoluta evidencia científica, el coste psicológico y emocional que ha supuesto la pandemia por COVID para las enfermeras y enfermeros españoles. Así el 84,7% de profesionales reconoce que se ha visto afectada su salud mental por culpa de la pandemia, una huella que ha resultado aún más profunda entre los profesionales que trabajan en Cuidados Intensivos, Atención Primaria, Sociosanitaria y Urgencias. Los enfermeros y enfermeras han respondido claramente cuál ha sido su afectación a nivel psicológico y mental y es demoledor porque un tercio reconoce haber sufrido depresión (33%); 6 de cada 10 confirman haber padecido insomnio (58,6%) y algo más de dos terceras partes ha tenido episodios graves de ansiedad (67,5%) por culpa de la pandemia. Asimismo, el COVID ha generado episodios de estrés en el 88,5% de los profesionales y el 58,4% temor y miedo.

Si analizamos las consecuencias psicológicas y emocionales de la pandemia por COVID en base al área de trabajo asistencial de los profesionales, los resultados dejan muy claro que Cuidados Intensivos, Urgencias y Sociosanitario son las áreas donde se manifiestan con más fuerza las consecuencias emocionales del COVID en la profesión.

La encuesta pone de manifiesto también que el 16,5% de las enfermeras se han visto obligadas a pedir la baja por ansiedad, estrés o agotamiento mental. Y la mayor incidencia de bajas por estos motivos la presentan las profesionales del área sociosanitaria (19,1%).

La incidencia COVID en las enfermeras multiplica por 2,3 la general: el estudio ha analizado también cuál ha sido la incidencia de contagios COVID entre los propios profesionales de Enfermería y los resultados ponen de manifiesto que prácticamente la mitad de los profesionales (un 48%) ha padecido esta enfermedad que tiene en vilo al mundo desde hace dos años y, de todos ellos, un 14,5% ha estado contagiado ya dos o más veces. La incidencia de COVID-19 en las enfermeras y enfermeros (48%) supera ampliamente a la de la población general (que está situada en torno a un 21%) y demuestra el coste epidemiológico y psicológico que ha supuesto para los profesionales.

Duplicar profesionales para dar respuesta asistencial

Las enfermeras y enfermeros que han participado en el estudio también analizan las propias plantillas de profesionales en las que trabajan para saber si sería necesario contratar más enfermeras para poder dar respuesta a las necesidades asistenciales de los pacientes a los que están atendiendo en sus centros y servicios clínicos. Las conclusiones son claras: en la situación actual sería necesario prácticamente doblar el número de enfermeras/os en plantilla para poder prestar una asistencia adecuada a sus pacientes. Así, el 93,6% de las enfermeras considera que habría que incrementar las plantillas. La opinión mayoritaria es que se debería aumentar entre el 33% y el 100% la plantilla de profesionales. En resumen, de media creen que donde hay 3 enfermeras, debería haber entre 4 y 6.

Si analizamos estos mismos datos acerca en base a las áreas de trabajo en la que prestan su asistencia las enfermeras, observamos que, si bien la necesidad de ampliar las plantillas es bastante similar en las distintas áreas, resulta sustancialmente primordial en atención primaria, cuidados intensivos y urgencias. 

Condiciones de trabajo pésimas

La investigación también ha analizado las diferentes condiciones de trabajo de las enfermeras respecto a variables relacionadas con el entorno laboral y se constata claramente la indignación de las enfermeras con cada uno los distintos aspectos porque ninguno de ellos logra aprobar en una escala de 0 a 10, y la mayoría está por debajo del cuatro. Estamos, por tanto, ante una profesión que suspende sus condiciones laborales y profesionales. De todos los aspectos que se han preguntado, el mejor valorado, aunque no alcanza el aprobado tampoco, es de la estabilidad laboral (4,89 sobre 10) seguido de los turnos (4,51); mientras que en el resto de aspectos las notas son mucho más bajas: conciliación de la vida familiar (2,97), reconocimiento de la carrera profesional (2,92), carga de trabajo (3,35), salario (3,37) y desarrollo de las especialidades (2,28). 

Unanimidad respecto a conseguir el nivel A1

Finalmente, esta radiografía enfermera pone de manifiesto que la profesión respalda de forma unánime la lucha puesta en marcha por la Organización Colegial para conseguir que las enfermeras sean incluidas en el Grupo A1 del personal de la Administración General de Estado. Así, el 96,9 por ciento de los profesionales encuestados creen que es fundamental el reconocimiento de la categoría A1 para su profesión. A este respecto, cabe destacar que las enfermeras llevan años denunciando la injusticia que supone que estén incluidas en la categoría A2 del personal de la administración pública porque en base a su formación universitaria (Grado Universitario de 240 créditos) y su nivel de responsabilidad (en sus manos está la vida de los pacientes) deberían estar incluidas en el mismo nivel que otras profesiones con idéntica formación universitaria, siendo esto una discriminación absoluta hacia las enfermeras y enfermeros.

Una profesión dispuesta a movilizarse

El descontento y la indignación de las enfermeras con sus condiciones laborales, con el reconocimiento social y con la falta absoluta de confianza en los políticos tiene claras consecuencias a la hora de valorar posibles acciones a llevar a cabo para decir “¡basta ya!”. Así, el 91,7% de los profesionales entiende que es necesario movilizarse para conseguir reacciones y medidas políticas claras que pongan solución efectiva a factores como la carga de trabajo, por el agotamiento físico y mental, y para reclamar mejoras laborales y un desarrollo efectivo de las especialidades enfermeras, entre otros temas, la sensación de abandono por parte de la administración es absoluto en la profesión. Además, el estudio pone de manifiesto que el 75,9% de las enfermeras encuestadas participaría en esas movilizaciones.

El Consejo General de Enfermería ha recogido las demandas de los profesionales, compartidas por toda la Organización Colegial, y las ha plasmado en un decálogo que recopila las reivindicaciones más importantes de la profesión enfermera, debido a la inacción política y que se traducen en una enfermería a punto de tirar la toalla.

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El Consejo General de Enfermería recuerda que los cribados contra el cáncer salvan vidas e insta a las administraciones a potenciar los programas de detección precoz

 El Consejo General de Enfermería recuerda que los cribados contra el cáncer salvan vidas e insta a las administraciones a potenciar los programas de detección precoz 

 

  • Las enfermeras consideran que, tras dos años durísimos de pandemia, el Gobierno central y los autonómicos hagan una apuesta clara por impulsarlos, informando a la población y dotando al sistema de profesionales suficientes para hacerlo.
  • “Es indudable que el COVID-19 puso en jaque nuestro sistema sanitario y ahora estamos viendo cómo existen enormes carencias. Las administraciones son las responsables de cuidar a los profesionales que trabajan en los hospitales, centros de salud y sociosanitarios, así como de proporcionar una sanidad pública y universal a la población”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.
  • La institución también pide invertir en investigación, ya que el cáncer es la segunda causa de muerte en España y sin proyectos específicos para conocer nuevas terapias y tratamientos, la incidencia continuará subiendo en los próximos años.

 

El Consejo General de Enfermería recuerda a la población la importancia de acudir a los cribados para detectar posibles casos de cáncer, una de las enfermedades con mayor relevancia a nivel mundial y que en España ya supone la segunda causa de muerte después de las enfermedades del aparato circulatorio. Tal y como los estudios demuestran, la detección precoz, los tratamientos y la prevención a lo largo de la vida han logrado mayores tasas de supervivencia, pero las enfermeras insisten en la necesidad de continuar trabajando en esta línea.

“Los cribados son todas aquellas actividades orientadas a la identificar a las personas con mayor riesgo de padecer la enfermedad, la detección precoz de la misma, su diagnóstico y tratamiento temprano que se ofrecen activamente al conjunto de la población susceptible de padecer la enfermedad, aunque no tengan síntomas ni hayan demandado ayuda sanitaria. Es imprescindible que la población conozca que existen estas campañas y que desde las administraciones se potencien”, afirma Guadalupe Fontán, enfermera del CGE.

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer que se celebra este 4 de febrero, el órgano que regula la profesión de las más de 325.000 enfermeras y enfermeros de España considera fundamental que, tras dos años durísimos de pandemia, el Gobierno central y los autonómicos hagan una apuesta clara por impulsar los cribados y la detección precoz del cáncer. “Es indudable que el COVID-19 puso en jaque nuestro sistema sanitario y ahora estamos viendo cómo existen enormes carencias, que suponen un deterioro de la atención por la falta de personal. Las administraciones no pueden quedarse atrás en este sentido, son las responsables de cuidar a los profesionales que trabajan en los hospitales, centros de salud y sociosanitarios, así como de proporcionar una sanidad pública y universal a la población”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.

Programas 

Asimismo, Pérez Raya considera fundamental que se aumenten las consultas de cribado y que se hagan campañas de concienciación entre la sociedad. “La gente debe conocer estos programas y debe acudir a ellos porque salvan vidas. Durante la pandemia se han pospuesto muchas revisiones, en algunas ocasiones porque los pacientes no querían acudir por miedo y en otras por motivos derivados de la saturación del sistema. Los centros sanitarios se han ido adaptando durante estos dos años y son lugares seguros para acudir a estas consultas. Aun así, sin una contratación masiva de personal seguiremos teniendo las mismas carencias en el futuro, es fundamental invertir en salud pública y prevención”, subraya el presidente de las enfermeras.

Según los últimos datos de la Sociedad Española de Oncología Médica, se estima que durante este año se diagnostiquen 280.100 casos de cáncer en España. Por este motivo, las enfermeras recalcan que detectar a tiempo la enfermedad es fundamental para dar el tratamiento adecuado. Desde el Consejo General recuerdan que, a nivel europeo, existe consenso sobre la recomendación del cribado de cáncer de mama para mujeres de 50 a 69 años mediante una mamografía bienal o para el cáncer de cuello de útero o cérvix mediante citología cada 3-5 años en las mujeres de 25-65 años. Además, también se debe conocer el cribado de cáncer colorrectal mediante detección de sangre oculta en heces en ambos sexos de 50 a 69 años.

Vida saludable

Desde el CGE insisten en la necesidad de llevar una vida saludable para prevenir posibles casos. “Se ha demostrado que seguir unas pautas de hábitos y alimentación saludable, así como realizarse revisiones periódicas, autoexploración mamaria en mujeres y en hombres, la vacunación contra el Virus del Papiloma Humano y consultar cualquier hallazgo o cambio físico que observemos como la pérdida de peso, la coloración de la piel, sangrados, etc. ayuda a detectar los casos antes de que alcancen estadios más avanzados”, explica Guadalupe Fontán.

Más allá de los cribados y de la prevención, la institución enfermera pone en valor también el trabajo de los investigadores y pide que se invierta en este ámbito. “Si ahora existen avances contra el cáncer es, sin duda, gracias a la investigación realizada durante décadas, pero todavía queda muchísimo camino por recorrer. Existen determinados tipos de cánceres, como el de páncreas, que generalmente terminan dando tarde la cara. Por eso, es fundamental que se invierta para continuar avanzando. Hay que trabajar en nuevos tratamientos y nuevos programas de detección. Sin olvidarnos de la investigación enfermera, imprescindible para tratar a nuestros pacientes en un mundo que ha cambiado el paradigma y ha pasado de una atención basada en el curar a una basada en el cuidar. En definitiva, hay que apostar y luchar por encontrar nuevos mecanismos contra esta enfermedad, que se cobra miles de vidas al año”, concluye Pérez Raya.

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