España suspende en enfermería escolar: Una enfermera por cada 8.500 alumnos

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España suspende en enfermería escolar:

Una enfermera por cada 8.500 alumnos

 

  • “La diferencia entre que un colegio cuente o no con una enfermera escolar puede llegar a ser la vida o la muerte. Resulta paradójico que en España sea obligatorio contar con una enfermera del trabajo en empresas con un número mayor de 500 trabajadores, mientras que, en centros escolares con varios cientos, e incluso miles de alumnos no es obligatorio contar con enfermera escolar”, resalta Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. 
  • Los datos muestran que la figura de la enfermera escolar es anecdótica y claramente insuficiente en muchas comunidades autónomas. Asturias, por ejemplo, sólo cuenta con una enfermera para 131.480 alumnos, Castilla-La Mancha con 22 para 335.308 alumnos o Canarias con 10 para 326.105. Sólo Madrid, aunque lejos del ideal, presenta un volumen de enfermeras escolares estimables. 
  • “Además, hemos detectado que en muchos casos los datos no reflejan la figura de la enfermera escolar asignada a un centro de enseñanza, sino que se trata de refuerzos esporádicos contratados por la pandemia, como es el caso de Andalucía en la que hay enfermera referente que solo cubre coordinación COVID para seguimiento y detección de casos”, comenta Guadalupe Fontán, enfermera coordinadora del Instituto de Investigación Enfermera. 

España cuenta con una enfermera por cada 8.497 alumnos. Así lo recogen los datos obtenidos por el Observatorio de Enfermería Escolar del Consejo General de Enfermería (CGE), con la colaboración de la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (AMECE), Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar (ACEESE), representantes de distintas universidades, del Colegio de Enfermería de Cantabria y el Instituto de Investigación Enfermera del CGE. “Los resultados son muy preocupantes”, resalta Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. “La diferencia entre que un colegio cuente o no con una enfermera escolar puede llegar a ser la vida o la muerte. Las enfermeras que trabajan en los centros educativos están preparadas para actuar ante una emergencia o accidente. “Resulta paradójico que en España sea obligatorio contar con una enfermera del trabajo en empresas con un número mayor de 500 trabajadores, mientras que, en centros escolares con varios cientos, e incluso miles de alumnos no es obligatorio contar con enfermera escolar”, añade Pérez Raya.

Una figura anecdótica

Los datos recogidos muestran que la figura de la enfermera escolar es anecdótica y claramente insuficiente en muchas comunidades autónomas. Asturias, por ejemplo, sólo cuenta con una enfermera para 131.480 alumnos, Castilla-La Mancha con 22 para 335.308 alumnos o Canarias con 10 para 326.105. “Lo que hemos detectado es que en muchos casos, los datos no reflejan la figura de la enfermera escolar asignada a un centro de enseñanza, sino que se trata de refuerzos esporádicos contratados por la pandemia, como es el caso de Andalucía en la que hay enfermera referente que solo cubre coordinación COVID para seguimiento y detección de casos , o de enfermeras/os que acuden desde el centro de salud con programas de salud coordinados con el centro educativo, como es el caso de Cataluña, o como Murcia que sólo tiene 16 enfermeras escolares y el resto son enfermeras comunitarias escolares del programa PACES, por lo tanto con estas figuras no se cubren las necesidades que tiene la comunidad escolar”, resalta Guadalupe Fontán, enfermera coordinadora del Instituto de Investigación Enfermera.

La recogida de datos ha sido muy complicada, ya que no hay registros oficiales. Ha sido un trabajo en equipo en el que se ha contado con la colaboración de representantes de las sociedades científicas y otros agentes implicados en las diferentes comunidades autónomas, consiguiendo así reunir la información de los centros de educación primaria y secundaria públicos, privados, concertados y de educación especial.

Las contrataciones, condiciones laborales y dependencia funcional también son muy variadas siendo en la mayoría dependientes de las consejerías de Educación, en algunos casos de los Servicios Autonómicos de Salud, de los Ayuntamientos o de empresas privadas. “En muchas ocasiones los contratos no son a jornadas totales sino contrataciones por tiempo parcial. Por eso, queremos ampliar el estudio y vamos a llevar a cabo un proyecto de investigación más ambicioso que detecte las necesidades desde el punto de vista de los padres, profesores y de la situación real de las enfermeras escolares”, comenta Fontán.

Durante estos meses, desde la Organización Colegial de Enfermería se han enviado cartas a las consejerías de Sanidad de las diferentes comunidades autónomas para pedir una regulación al respecto. Además, se han llevado a cabo dos posicionamientos junto a sociedades científicas y asociaciones de pacientes que fueron entregados a los ministerios de Sanidad y de Educación para que impulsen un procedimiento común. “La situación actual evidencia la necesidad de crear e implantar la figura de enfermera escolar en todos los centros educativos de España y una Ley de Enfermería Escolar que garantice la estabilidad de los profesionales, la necesidad de adquisición de competencias específicas y la creación de una bolsa de trabajo única para las enfermeras escolares, siendo clave el desarrollo de los diplomas de acreditación en enfermería escolar por parte del Ministerio de Sanidad”, afirma Ayuso.

Diferencias con EE.UU. y los países nórdicos

La situación de la enfermería escolar en España es alarmante. “Nuestra ratio de enfermeras escolares está muy lejos de lo que marca la Asociación Norteamericana de Enfermería Escolar (National Association of School Nurses -NASN) que a su vez sigue las recomendaciones de la Asociación Internacional de Enfermería Escolar: una enfermera por cada 750 alumnos y una por cada 350 en aquellas escuelas de educación especial. En Finlandia, la ratio es aún más baja y se sitúa en 600 alumnos por enfermera y en escuelas de educación especial bajan a 300. Pero no sólo eso, en la mayoría de los países anglosajones y escandinavos que tienen esta figura incorporada en el sistema, está totalmente aceptada y los padres cuando van a buscar colegio para sus hijos tienen en cuenta si existe este servicio e incluso quieren conocer a la enfermera escolar del centro. En cambio, aquí en España, aunque se está incrementando la demanda de la presencia de esta figura en los centros escolares, no se las valora ni reconoce socialmente debido a que su trabajo en la salud escolar sigue siendo desconocido”, expone Engracia Soler, presidenta de la Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar (ACEESE).

“El objetivo es que haya una enfermera en cada colegio de España. Estamos hablando de centros educativos grandes donde tanto alumnado como profesorado pasan muchas horas y en los que puede ocurrir un accidente o donde simplemente hay niños con enfermedades raras, crónicas y discapacitantes a los que debemos atender sus necesidades. Las enfermeras, además de tener una importante labor asistencial por la que se nos contrata, hacemos educación para la salud, y eso favorece a que en un futuro tengamos adultos más formados en salud y autocuidado. En resumen, estas profesionales suponen un valor añadido, eficaz y eficiente”, resalta Natividad López, presidenta de la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (AMECE).

“Desde la Federación Española de Diabetes (FEDE) llevamos años denunciando la vulnerabilidad de los niños con patologías crónicas en edad escolar, quienes acuden a los centros educativos sin profesionales sociosanitarios que puedan atenderles, bien de manera puntual por un problema de salud concreto, bien de manera continuada, por padecer patologías crónicas como la diabetes. A día de hoy, la figura profesional que debería asumir este papel es la enfermera escolar, un profesional altamente ya instaurado en la mayoría de los países de nuestro entorno pero que, en España, aún no tiene una representación significativa en ninguna CC AA. Sin su presencia, cerca de 9.000.000 de escolares acuden a los centros educativos cada día sin contar con profesionales que puedan asistirles en el caso de tener algún percance de salud, ya sea agudo o crónico. Su papel, además sería clave para educador en salud, contribuyendo a reducir el aumento de otras patologías como puede ser la obesidad”, expone Juan Francisco Perán, presidente de FEDE.

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El CGE y AECPAL consideran imprescindible una formación homogénea, a nivel nacional, en cuidados paliativos para mejorar la atención al final de la vida

El CGE y AECPAL consideran imprescindible una formación homogénea, a nivel nacional, en cuidados paliativos para mejorar la atención al final de la vida

 

  • En España más de 80.000 personas susceptibles de recibir atención paliativa no la reciben. “Una de las razones estructurales para este déficit asistencial es la falta de reconocimiento de un diploma de acreditación o área de capacitación especifica (ACE) que dote a los cuidados paliativos de una formación homogénea en todo el Estado, que dé respuesta a las necesidades tanto de los pacientes como de sus familias al final de la vida”, destaca Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. 
  • “El acceso desigual e irregular a la formación en cuidados paliativos en la formación de Grado ha generado que se intensifiquen las diferentes vías de formación en postgrado como única vía de adquirir capacitación específica, pero que genera desigualdad en la formación que reciben, por eso insistimos en la necesidad de que se cree la especialidad de enfermería en cuidados paliativos”, cuenta la presidenta de la Asociación Española de Enfermería en Cuidados Paliativos (AECPAL), Marisa de la Rica. 

En España más de 80.000 personas susceptibles de recibir atención paliativa no la reciben. Según la Estrategia de Cuidados Paliativos Pediátricos, en un año alrededor de 1.200 niños mueren por enfermedades que limitan la vida, unos 13.000 padecen una enfermedad de estas características y alrededor de 6.000 de ellos necesitan respuesta a las necesidades de la edad pediátrica al final de la vida.

Como explica Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, “una de las razones estructurales para este déficit asistencial es la falta de reconocimiento de un diploma de acreditación o un área de conocimiento específica que dote a los cuidados paliativos de una formación homogénea en todo el Estado, que dé respuesta a las necesidades tanto de los pacientes como de sus familias al final de la vida”. Por ello, el Consejo General de Enfermería pide que la enfermería de cuidados paliativos cuente con un diploma de acreditación. Por su parte, la Asociación Española de Enfermería en Cuidados Paliativos (AECPAL) solicita que sea una especialidad, al considerar que el diploma de acreditación es insuficiente.

Para Marisa de la Rica, presidenta de AECPAL, “el curriculum de competencias enfermeras en paliativos debería formar parte de los correspondientes sistemas de acreditación de profesionales y que se reconozca como una nueva especialidad de enfermería, como vía hacia la excelencia de la práctica profesional enfermera. No podemos olvidar que todavía no existe una regulación académica formal de conocimientos específica debido a la juventud de esta disciplina de cuidados. En este caso, se da la premisa de que la regulación académica no va pareja a la necesidad social y sanitaria, existiendo un desfase que se suele cubrir con la formación continuada”.

De hecho, “el acceso desigual e irregular a la formación en cuidados paliativos en la formación de Grado ha generado que se intensifiquen las vías de formación en postgrado como los cursos de expertos y másteres, en todo el territorio nacional, como única vía de capacitación específica de aquellos profesionales interesados en la atención paliativa, pero que genera desigualdad en la formación que reciben”, cuenta la presidenta de AECPAL.

Y ello pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define los cuidados paliativos como una pieza central de los servicios sanitarios. “En España, la Estrategia Nacional de Paliativos recomienda la capacitación de las futuras enfermeras en la formación de grado y posgrado para los profesionales que trabajan en este ámbito, pero dicha formación carece de un mapa competencial consensuado”, explica Diego Ayuso, secretario general del CGE. Por ello, “es necesario revisar el rol específico de la enfermera de cuidados paliativos como una enfermera de práctica avanzada, tanto en los cuidados paliativos pediátricos como en la atención a adultos”, subraya Ayuso.

Mapa competencial

Precisamente para aportar ese mapa competencial, desde el Consejo General de Enfermería, junto a Asociación Española de Enfermería en Cuidados Paliativos (AECPAL), han elaborado un documento que reúne el Marco de actuación de las/os enfermeras/os en el ámbito de los Cuidados Paliativos para que sirva de base para ese mapa de competencias acreditadas como práctica avanzada de enfermería. En él se define el marco de actuación que los profesionales en enfermería desarrollan desde su práctica avanzada en el ámbito de la atención paliativa y orientan a los ámbitos de gestión para su implementación y desarrollo profesional.

“El objetivo final es que el paciente reciba en cada momento la mejor atención y se le haga un buen seguimiento, con el propósito de que exista un mejor control de todo su proceso. En este contexto las enfermeras, sin duda, ejercen un liderazgo y un protagonismo en los cuidados de estos pacientes y sus familias. Al fin y al cabo, fortalecer su papel refuerza también a nuestro sistema sanitario, mejorando los cuidados y la calidad de vida de los pacientes en estos duros momentos”, señala Pérez Raya.

La enfermera de cuidados paliativos

La enfermera en el ámbito de los cuidados paliativos participa en el control de síntomas, garantiza los cuidados, asegura el respeto por la autonomía y los derechos de la persona, ofrece acompañamiento, respeta los valores y estilos de vida, atiende la singularidad, persigue el bienestar, la calidad de vida, la continuidad de los cuidados y el trabajo en equipo. Para ello se centra en todas las dimensiones individuales, concretas y específicas del proceso de final de vida, en continuo cambio, evolución y complejidad, además de la atención a la familia durante todo el proceso de enfermedad y hasta después del fallecimiento, durante el proceso de duelo.

La enfermera de cuidados paliativos garantiza y promueve la atención paliativa de manera colaborativa con el resto del equipo multidisciplinar, contribuyendo a la continuidad asistencial, y a la prestación de cuidados adaptados a la persona y familia en situación de enfermedad avanzada y/o final de vida.

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La nueva FP sociosanitaria pone en riesgo la atención sanitaria y los cuidados a las personas mayores

Advertencia de la Mesa de la Profesión Enfermera a las ministras de Educación, Sanidad y Derechos Sociales

“La nueva FP sociosanitaria pone en riesgo la atención sanitaria y los cuidados a las personas mayores”

 

  • La Mesa de la Profesión Enfermera, integrada por el Consejo General de Enfermería y el Sindicato de Enfermería, SATSE, traslada al Gobierno el profundo malestar y rechazo generado entre las enfermeras por la creación de la nueva cualificación profesional de Formación Profesional sobre “Supervisión de la atención sociosanitaria para la promoción de la autonomía personal”. 
  • SATSE y el Consejo General de Enfermería reclaman a las ministras implicadas que no permitan que se desarrolle una nueva cualificación profesional que perjudica gravemente a los profesionales que la Ley habilita para prestar la atención y cuidados que necesitan las personas mayores, al estar plenamente cualificados y capacitados, como son las enfermeras y enfermeros. 
  • La Mesa Enfermera critica el procedimiento administrativo llevado a cabo desde el Ministerio de Educación para la creación de esta cualificación profesional que perjudicará la atención y cuidados que se deben prestar a los mayores en las residencias, teniendo en cuenta que son un colectivo muy especial y vulnerable. 

La Mesa de la Profesión Enfermera, integrada por el Consejo General de Enfermería (CGE) y el Sindicato de Enfermería, SATSE, ha advertido a los Ministerios de Educación, de Sanidad y de Derechos Sociales que la nueva cualificación profesional de Formación Profesional sobre “Supervisión de la atención sociosanitaria para la promoción de la autonomía personal”, vulnera, no solo competencias profesionales propias de las enfermeras y otros profesionales, sino también legislación fundamental y específica del ámbito sociosanitario, por lo que el Gobierno debe dar marcha atrás y no posibilitar su desarrollo si no quiere también poner en riesgo la atención y cuidados que se prestan a los mayores en las residencias de nuestro país.

En sendas cartas a las ministras de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría; Sanidad, Carolina Darias, y Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, la Mesa de la Profesión Enfermera les reitera el profundo malestar y rechazo generado entre las enfermeras y enfermeros por la creación de esta nueva cualificación profesional,  incluida en el anexo XV del Real Decreto 46/2022, de 18 de enero, al entender que perjudicará gravemente sus condiciones profesionales y laborales  en los centros sociosanitarios.

La Mesa de la Profesión Enfermera denuncia que esta nueva cualificación de Formación Profesional se ha creado al margen y sin tomar en consideración a las profesiones sanitarias tituladas que conforman el equipo multidisciplinar de atención sociosanitaria, y que se encuentran reguladas en la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS), invadiendo especialmente las competencias de los expertos en Cuidados Enfermeros, como son los titulados de Grado universitario en Enfermería y de las especialistas en Enfermería Geriátrica. Unas titulaciones que habilitan legalmente a estos profesionales para atender la demanda de cuidados sociosanitarios, supervisándolos y gestionándolos en los centros de atención sociosanitaria, apunta.

En este sentido, la Mesa de la Profesión Enfermera destaca que la atención y cuidados por el deterioro físico y cognitivo que ocurre en situaciones de envejecimiento, dependencia y enfermedades crónicas  debe realizarse por Graduados en Enfermería de cuidados generales o, en los casos de gran complejidad, por enfermeras especialistas en Enfermería Geriátrica, ya que, en todo caso, son los profesionales más adecuados para sustituir esa falta de capacidad y también para supervisar la ejecución del cuidado básico y avanzado, ejerciendo una función de garante de la seguridad, de la calidad y de la continuidad de los cuidados del residente/paciente.

Unas competencias enfermeras que están reconocidas por la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, la Orden CIN/2134/2008, de 3 de julio, por la que se establecen los requisitos para la verificación de los títulos universitarios oficiales que habiliten para el ejercicio de la profesión de Enfermero y la Orden SAS/3225/2009, de 13 de noviembre, que es la que aprueba y publica el programa formativo de la especialidad en Enfermería Geriátrica.

Por ello, llama poderosamente la atención que, a pesar de este reconocimiento de la especialidad Enfermera de Geriatría, que fue creada para cubrir una necesidad lo suficientemente importante, específica y, sobre todo, dotada de presupuesto público para formar residentes a nivel nacional, se pretenda con esta nueva cualificación puentear y dejar sin gran parte de su contenido a esta especialidad, así como al resto de enfermeras generalistas que actualmente desarrollan una labor imprescindible en el ámbito sociosanitario.

Asimismo, la Mesa de la Profesión Enfermera recuerda a las tres ministras algunas de las competencias relacionadas con la gestión para las que presuntamente capacita esta cualificación  de Formación Profesional, como son el  liderazgo de equipos;  gestión de recursos humanos y materiales; detección de necesidades; tratamiento de la información sanitaria y gestión de conflictos; coordinación sanitaria/gestión de casos con los distintos niveles asistenciales (primaria, especializada, extrahospitalaria), y garantizar la continuidad y calidad mediante supervisión directa de cuidados que tienen que ver con distintas profesiones sanitarias tituladas (Medicina, Enfermería, Fisioterapia, Terapia Ocupacional, Psicología…) sin tener la capacidad de ejecución directa sobre el paciente para ello, control de jornada y planificación de la misma, etc.

Unas competencias gestoras, según la Mesa, que conllevan la vulneración de claras competencias sanitarias asistenciales que tienen que ver con los cuidados básicos y con otros tan específicos y complejos como es la ventilación mecánica, administración de medicamentos, manejo de botiquines, manejo de situaciones en emergencia, etc.

Por último, la Mesa de la Profesión Enfermera critica el procedimiento administrativo llevado a cabo desde el Ministerio de Educación para la creación de esta cualificación profesional al haberse “enmascarado” junto a otras cualificaciones de muy diversas familias (al igual que se hizo en el trámite de consulta pública del RD el pasado mes de julio) y encuadrarse sorprendentemente en la familia de “Servicios socioculturales y a la Comunidad” cuando tiene un marcado carácter asistencial y de coordinación sanitaria.

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Las enfermeras españolas demandan poder investigar sin sacrificar su vida familiar y su tiempo libre

Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

 

Las enfermeras españolas demandan poder investigar sin sacrificar su vida familiar y su tiempo libre

 

  • La producción científica enfermera se ha multiplicado en los últimos años a costa del sacrificio personal de las enfermeras, privadas de horas para investigar en cuidados y contribuir así al avance de las ciencias de la salud.
  • Independientemente de la situación de pandemia actual y de las acuciantes necesidades asistenciales, el sistema sanitario niega a las enfermeras, horas dedicadas a la investigación dentro de sus jornadas laborales. 
  • El Consejo General de Enfermería y su Instituto de Investigación Enfermera piden a las autoridades sanitarias que sean sensibles ante este problema, pues las enfermeras -mayoritariamente mujeres- ya luchan contra el reto de conciliar la vida profesional y la personal y muchas de ellas acaban abandonando su vocación científica ante la falta de oportunidades y ayudas en los hospitales y otros centros sanitarios.
  • Para potenciar la investigación desde la Organización Colegial de Enfermería, el Consejo General ha destinado a este capítulo en los dos últimos años cerca de cuatro millones de euros en ayudas.

 La investigación enfermera ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años, pero lo ha hecho a fuerza de un sacrificio personal de las profesionales, privadas de horas para investigar dentro de su jornada laboral o en ocasiones sin respaldo de los centros sanitarios y la administración. En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, el Consejo General de Enfermería y su Instituto de Investigación quieren hacer un llamamiento para erradicar los obstáculos que impiden a las enfermeras -mujeres en su mayoría- desarrollar una labor de investigación que se traduce a corto, medio y largo plazo en una mejora de los cuidados y la atención sanitaria que recibe la población.

El hecho de que no se conceda tiempo dedicado a la labor de investigación en horario laboral implica que las enfermeras tengan que sacrificar su tiempo libre y la atención a la familia u otras facetas de la vida personal si desean llevar a cabo investigaciones que puedan publicarse en revistas científicas de impacto para contribuir así al avance de las ciencias de la salud.

“Muchas enfermeras pueden realizar extraordinarias contribuciones a la mejora de los cuidados, pero la ciencia exige evidencia y la búsqueda de esa evidencia, tiempo. Un tiempo del que no disponen esas enfermeras si no es a costa de su vida personal y familiar, de buscar en ocasiones financiación por su cuenta y de un esfuerzo ímprobo. Se trata de un agravio más del sistema sanitario hacia las enfermeras como enfermeras y como mujeres”, asegura Pilar Fernández, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería.

Por su parte, Guadalupe Fontán, enfermera del Instituto de Investigación del Consejo General de Enfermería, explica que “nuestro Instituto está al servicio de todas las enfermeras y enfermeros que deseen explorar el camino de la investigación. Ponemos a disposición de todas ellas un servicio de asesoramiento en esta materia, con herramientas que facilitan, potencian y ayudan a realizar investigaciones propias o conectar con grupos investigadores. Queremos impulsar nuevas estrategias que canalicen ayudas para que las enfermeras puedan llevar a cabo sus investigaciones”.

Ayudas a la investigación

En los últimos años, el Consejo General de Enfermería ha realizado un importante esfuerzo para ayudar a las enfermeras a sacar adelante sus proyectos de investigación en coordinación con los colegios provinciales de Enfermería. En los últimos dos ejercicios se han presupuestado casi cuatro millones de euros en ayudas y hace apenas dos semanas se entregaron los I Premios de Investigación del Consejo General, dotados con 55.000 euros que han ido a manos de seis equipos de enfermeras. “Para promover la investigación enfermera es necesario que haya organismos dedicados al apoyo y ayuda de los investigadores enfermeros. Lo tenemos muy claro y no sólo se trata de apoyar la investigación activa, sino facilitar que las enfermeras puedan acudir a congresos científicos con regularidad para ampliar y compartir conocimientos”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.

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CGE y SATSE inician el proceso judicial en el Supremo para frenar la FP sociosanitaria que pone en peligro la seguridad de los mayores en las residencias

Una titulación de Formación Profesional para reemplazar a los sanitarios con profesionales “low cost”

CGE y SATSE inician el proceso judicial en el Supremo para frenar la FP sociosanitaria que pone en peligro la seguridad de los mayores en las residencias

 

  • El Sindicato de Enfermería, SATSE, y el Consejo General de Enfermería (CGE) rechazan categóricamente el Real Decreto que incorpora nuevas titulaciones de Formación Profesional, una de las cuales, el módulo de “Supervisión a la Atención sociosanitaria a la persona usuaria”, puede poner en riesgo la salud de las personas ingresadas en residencias y centros sociosanitarios. 
  • El recurso de ambas organizaciones responde a la preocupación mostrada por numerosas instituciones enfermeras y la enfermería de base que ven cómo esta salida del Gobierno para paliar los problemas de la atención a mayores y dependientes esconde la creación de un ejército de personal “low cost” como alternativa a los profesionales sanitarios cualificados que son las enfermeras/os. 
  • Las enfermeras y enfermeros escasean en residencias de mayores y otros centros sociosanitarios por la falta de previsión de la Administración y, especialmente, por las condiciones precarias e indignas que ofrece el sector sociosanitario a profesionales sanitarios de primer nivel. 

El Consejo General de Enfermería (CGE) y el Sindicato de Enfermería, SATSE, han iniciado hoy el proceso para interponer sendos recursos contencioso-administrativos ante el Tribunal Supremo contra el Real Decreto que regula la nueva titulación de Formación Profesional “Supervisión a la Atención sociosanitaria a la persona usuaria”, ya que entienden que pone en grave riesgo la seguridad y salud de las personas mayores en las residencias de todo el Estado.

Según SATSE y el CGE, esta nueva FP supone una merma en la calidad de la atención que reciben las 400.000 personas que viven en residencias de mayores y otros centros sociosanitarios pues en realidad se trata de una solución de bajo coste a la falta crónica de profesionales sanitarios cualificados, una salida que compromete el futuro de la atención a una población de edad avanzada y aquejada de dolencias crónicas como es la española.

“La impugnación de la norma refleja la incoherencia de que se cree una figura no sanitaria para controlar y tutelar a unos profesionales sanitarios perfectamente cualificados para acometer sus funciones en las residencias. En resumen, se oferta una nueva titulación con capacidad para intervenciones sanitarias como los “cuidados básicos de enfermería” cuando ya existen profesionales sanitarios con un grado universitario que proporcionan esos cuidados que son las enfermeras y enfermeros”, señalan.

El Consejo General de Enfermería y SATSE creen que no es necesario que se incorporen nuevas titulaciones sino que se refuercen las plantillas del ámbito sociosanitario y se cuente con los profesionales ya existentes. La falta de enfermeras en las residencias se explica por el déficit crónico de profesionales en nuestro país, un número de enfermeras y enfermeros “a años luz” de países de nuestro nivel socioeconómico, pero también por las precarias e indignas condiciones laborales y salariales que se ofrecen en el ámbito sociosanitario y que desincentivan la contratación de enfermeras.

Las dos organizaciones confian en que los tribunales no permitan el desarrollo de esta cualificación profesional que tanto perjudica a los más vulnerables, los mayores, en los centros sociosanitarios desde un principio, y reclaman al Gobierno de Pedro Sánchez que reflexione y que, frente a soluciones improvisadas que solo generan desconcierto y desazon asistencial y profesional, así como a la renuncia de la calidad de la atención, apueste por las enfermeras como referentes en cuidados y por potenciar la figura de la enfermera especialista en Geriatría y Gerontología como coordinadora de esos cuidados en los centros sociosanitarios.

“No tiene ningún sentido crear nuevas titulaciones y categorías. Eso no va a suponer ninguna mejora en la atención a las personas mayores, sino que se busca simplemente ahorrar costes a la vez que cronifica las condiciones laborales precarias en un sector clave para atender las necesidades de la población más vulnerable”, subrayan.

Por último, SATSE y el CGE entienden que el Gobierno busca también satisfacer los deseos de la patronal que gestiona el 75 por ciento de las residencias de mayores en nuestro país, dado que el perfil profesional que ahora se pretende establecer para realizar cuidados básicos de Enfermería les va a resultar mucho más barato a los empresarios del sector y, con ello, un aumento de sus beneficios empresariales.

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Una macroencuesta demuestra la situación insostenible de las enfermeras: el 85% ha visto afectada su salud mental por la pandemia y la mitad se plantea abandonar la profesión

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Una macroencuesta demuestra la situación insostenible de las enfermeras: el 85% ha visto afectada su salud mental por la pandemia y la mitad se plantea abandonar la profesión 

 

  • La pandemia ha tenido efectos demoledores en la salud de las enfermeras: la incidencia de contagios multiplica por 2,3 la general; un tercio ha sufrido depresión; 6 de cada 10 insomnio; y algo más de dos terceras partes, episodios graves de ansiedad (67,5%).
  • Aseguran que para poder prestar una asistencia adecuada es necesario doblar el número de profesionales en plantilla y califican su situación como insostenible: casi la mitad (46.5%) se ha planteado incluso abandonar la profesión y 3 de cada 10 no volverían a estudiar la carrera. El 62.8% de los profesionales que podrían obtener la jubilación, baraja solicitarla, aunque afecte negativamente a sus pensiones. 
  • Las enfermeras califican con un rotundo suspenso aspectos como la conciliación de la vida familiar (2,97 sobre 10), carga de trabajo (3,35), reconocimiento de la carrera profesional (2,92), salario (3,37) y desarrollo de las especialidades (2,28).
  • Tras los aplausos, la profesión enfermera se siente abandonada y ha perdido la fe en ver resueltos los obstáculos y precariedades que sufre cada día. Casi el cien por cien (98,7%) ni se siente reconocida por los políticos ni confía en que estos den soluciones y el 91,7% cree necesario movilizarse. 

Dos años prácticamente ininterrumpidos de pandemia por COVID han tenido un impacto demoledor en las enfermeras y enfermeros que trabajan en España. Y el problema es que no se atisba la salida porque la lucha contra el virus mantiene en un bucle asistencial a casi el 80 por ciento de los profesionales, que se ve obligado a dedicar la mayor parte de su tiempo de trabajo al COVID y no puede prestar la asistencia que querría al resto de sus pacientes. El resultado de tantos y tantos meses de desgaste ha tenido consecuencias muy graves para la salud metal de estos profesionales, ya que un tercio de ellos (33%) reconoce haber sufrido depresión, 6 de cada 10 confirman haber padecido insomnio (58,6%) y algo más de dos terceras partes ha tenido episodios graves de ansiedad (67,5%). Estos son algunos de los resultados y conclusiones extraídos de la mayor encuesta realizada jamás en España en el sector enfermero: han participado 19.300 enfermeras y enfermeros durante las primeras semanas de enero de 2022.

Se trata del estudio “Radiografía de la situación profesional y emocional de la profesión enfermera”, que se ha presentado esta mañana en una rueda de prensa virtual en la que han participado Florentino Pérez Raya, José Ángel Rodríguez, José Luis Cobos y Diego Ayuso, presidente, vicepresidentes segundo y tercero y secretario general del Consejo General de Enfermería de España. Tal y como han explicado, se trata de una macroencuesta histórica que pone de manifiesto la situación insostenible que vive la profesión enfermera y su creciente indignación. Tal y como ha explicado Pérez Raya, “nuestro objetivo era cuantificar y conocer con exactitud el impacto generado por el COVID-19 entre las 275.000 enfermeras y enfermeros en activo que trabajan en centros sanitarios, públicos y privados, de toda España. Los resultados conforman una radiografía fiable, rigurosa y completa de la situación emocional y profesional en el sector”. El trabajo demográfico ha sido desarrollado por el Consejo General de Enfermería de España en coordinación con el resto de la Organización Colegial al completo (Colegios provinciales y Consejos Autonómicos). Se ha pedido la participación a través de mensajes y un emailing personalizado realizado a la base de datos de los colegiados y colegiadas y el trabajo demoscópico ha estado supervisado por los expertos del Instituto Análisis e Investigación.

Florentino Pérez Raya ha aseverado que estamos ante “una radiografía rigurosa que viene a demostrar la presión asistencial y de todo tipo a la que están sometidas las enfermeras.Una situación que viene de muy atrás y que desde hace dos años se ha agravado por la pandemia del COVID”. Recordando que “España sufre un déficit crónico de enfermeras que pone en peligro el sistema sanitario y el bienestar de una sociedad cada vez más envejecida y aquejada de enfermedades crónicas, unos ciudadanos con una creciente necesidad de cuidados. De verdad, no podemos seguir maltratando a una profesión fundamental para la salud de la población y para el futuro de la sostenibilidad del sistema sanitario, ni mantener con un número de profesionales que está a años luz de las necesidades asistenciales de la profesión, no podemos estar tan alejados de países de nuestro entorno y nivel socioeconómico como Reino Unido o Francia”.

Profesionales extenuados que se replantean la vocación e incluso abandonar

Los resultados del estudio ponen de manifiesto la situación insostenible en la que se encuentran las enfermeras: están extenuadas, desmotivadas y, muchas de ellas, a punto de “abandonar la profesión”: así, casi la mitad (46.5%) ha barajado la posibilidad de dejar la profesión y 3 de cada 10 de los profesionales (28.4%) no volverían a estudiar la carrera si pudiesen dar marcha atrás. El 62.8% de los profesionales que reúnen los requisitos para obtener la jubilación en cualquiera de sus fórmulas, se está planteando solicitarla. Tras los aplausos durante el confinamiento, la profesión enfermera se siente absolutamente abandonada y ha perdido completamente la fe en llegar a ver resueltas algún día las diferentes dificultades, obstáculos y precariedades que tiene que sufrir jornada tras jornada. Y es que, prácticamente, el cien por cien (98,7%) de los profesionales ni se siente reconocido por los políticos ni confía en que estos den soluciones.

Pérez Raya ha destacado que, “las enfermeras llevan décadas denunciando las condiciones laborales que tienen que soportar con contratos precarios que duran incluso días sueltos, rotaciones por todo tipo de servicios clínicos, salarios muy bajos, pérdida de poder adquisitivo durante una década y altas cargas asistenciales por tener una de las ratio de enfermera por paciente más baja de Europa. La sobrecarga asistencial, que ha supuesto la pandemia por COVID-19 para todas ellas, ha sido la puntilla para esta profesión, tanto en el ámbito profesional, como en el emocional”. Así, el descontento y la indignación actual de las enfermeras es tan generalizado que el 91,7% de las enfermeras y enfermeros cree que es necesario movilizarse ya para decir ¡basta ya! y conseguir medidas efectivas que pongan solución a factores como la sobrecarga de trabajo, el agotamiento físico y mental, las condiciones laborales, el reconocimiento profesional y el desarrollo efectivo de las especialidades enfermeras, entre otros temas.

COVID: consecuencias psicológicas y emocionales

El estudio demuestra, por primera vez y con absoluta evidencia científica, el coste psicológico y emocional que ha supuesto la pandemia por COVID para las enfermeras y enfermeros españoles. Así el 84,7% de profesionales reconoce que se ha visto afectada su salud mental por culpa de la pandemia, una huella que ha resultado aún más profunda entre los profesionales que trabajan en Cuidados Intensivos, Atención Primaria, Sociosanitaria y Urgencias. Los enfermeros y enfermeras han respondido claramente cuál ha sido su afectación a nivel psicológico y mental y es demoledor porque un tercio reconoce haber sufrido depresión (33%); 6 de cada 10 confirman haber padecido insomnio (58,6%) y algo más de dos terceras partes ha tenido episodios graves de ansiedad (67,5%) por culpa de la pandemia. Asimismo, el COVID ha generado episodios de estrés en el 88,5% de los profesionales y el 58,4% temor y miedo.

Si analizamos las consecuencias psicológicas y emocionales de la pandemia por COVID en base al área de trabajo asistencial de los profesionales, los resultados dejan muy claro que Cuidados Intensivos, Urgencias y Sociosanitario son las áreas donde se manifiestan con más fuerza las consecuencias emocionales del COVID en la profesión.

La encuesta pone de manifiesto también que el 16,5% de las enfermeras se han visto obligadas a pedir la baja por ansiedad, estrés o agotamiento mental. Y la mayor incidencia de bajas por estos motivos la presentan las profesionales del área sociosanitaria (19,1%).

La incidencia COVID en las enfermeras multiplica por 2,3 la general: el estudio ha analizado también cuál ha sido la incidencia de contagios COVID entre los propios profesionales de Enfermería y los resultados ponen de manifiesto que prácticamente la mitad de los profesionales (un 48%) ha padecido esta enfermedad que tiene en vilo al mundo desde hace dos años y, de todos ellos, un 14,5% ha estado contagiado ya dos o más veces. La incidencia de COVID-19 en las enfermeras y enfermeros (48%) supera ampliamente a la de la población general (que está situada en torno a un 21%) y demuestra el coste epidemiológico y psicológico que ha supuesto para los profesionales.

Duplicar profesionales para dar respuesta asistencial

Las enfermeras y enfermeros que han participado en el estudio también analizan las propias plantillas de profesionales en las que trabajan para saber si sería necesario contratar más enfermeras para poder dar respuesta a las necesidades asistenciales de los pacientes a los que están atendiendo en sus centros y servicios clínicos. Las conclusiones son claras: en la situación actual sería necesario prácticamente doblar el número de enfermeras/os en plantilla para poder prestar una asistencia adecuada a sus pacientes. Así, el 93,6% de las enfermeras considera que habría que incrementar las plantillas. La opinión mayoritaria es que se debería aumentar entre el 33% y el 100% la plantilla de profesionales. En resumen, de media creen que donde hay 3 enfermeras, debería haber entre 4 y 6.

Si analizamos estos mismos datos acerca en base a las áreas de trabajo en la que prestan su asistencia las enfermeras, observamos que, si bien la necesidad de ampliar las plantillas es bastante similar en las distintas áreas, resulta sustancialmente primordial en atención primaria, cuidados intensivos y urgencias. 

Condiciones de trabajo pésimas

La investigación también ha analizado las diferentes condiciones de trabajo de las enfermeras respecto a variables relacionadas con el entorno laboral y se constata claramente la indignación de las enfermeras con cada uno los distintos aspectos porque ninguno de ellos logra aprobar en una escala de 0 a 10, y la mayoría está por debajo del cuatro. Estamos, por tanto, ante una profesión que suspende sus condiciones laborales y profesionales. De todos los aspectos que se han preguntado, el mejor valorado, aunque no alcanza el aprobado tampoco, es de la estabilidad laboral (4,89 sobre 10) seguido de los turnos (4,51); mientras que en el resto de aspectos las notas son mucho más bajas: conciliación de la vida familiar (2,97), reconocimiento de la carrera profesional (2,92), carga de trabajo (3,35), salario (3,37) y desarrollo de las especialidades (2,28). 

Unanimidad respecto a conseguir el nivel A1

Finalmente, esta radiografía enfermera pone de manifiesto que la profesión respalda de forma unánime la lucha puesta en marcha por la Organización Colegial para conseguir que las enfermeras sean incluidas en el Grupo A1 del personal de la Administración General de Estado. Así, el 96,9 por ciento de los profesionales encuestados creen que es fundamental el reconocimiento de la categoría A1 para su profesión. A este respecto, cabe destacar que las enfermeras llevan años denunciando la injusticia que supone que estén incluidas en la categoría A2 del personal de la administración pública porque en base a su formación universitaria (Grado Universitario de 240 créditos) y su nivel de responsabilidad (en sus manos está la vida de los pacientes) deberían estar incluidas en el mismo nivel que otras profesiones con idéntica formación universitaria, siendo esto una discriminación absoluta hacia las enfermeras y enfermeros.

Una profesión dispuesta a movilizarse

El descontento y la indignación de las enfermeras con sus condiciones laborales, con el reconocimiento social y con la falta absoluta de confianza en los políticos tiene claras consecuencias a la hora de valorar posibles acciones a llevar a cabo para decir “¡basta ya!”. Así, el 91,7% de los profesionales entiende que es necesario movilizarse para conseguir reacciones y medidas políticas claras que pongan solución efectiva a factores como la carga de trabajo, por el agotamiento físico y mental, y para reclamar mejoras laborales y un desarrollo efectivo de las especialidades enfermeras, entre otros temas, la sensación de abandono por parte de la administración es absoluto en la profesión. Además, el estudio pone de manifiesto que el 75,9% de las enfermeras encuestadas participaría en esas movilizaciones.

El Consejo General de Enfermería ha recogido las demandas de los profesionales, compartidas por toda la Organización Colegial, y las ha plasmado en un decálogo que recopila las reivindicaciones más importantes de la profesión enfermera, debido a la inacción política y que se traducen en una enfermería a punto de tirar la toalla.

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El Consejo General de Enfermería recuerda que los cribados contra el cáncer salvan vidas e insta a las administraciones a potenciar los programas de detección precoz

 El Consejo General de Enfermería recuerda que los cribados contra el cáncer salvan vidas e insta a las administraciones a potenciar los programas de detección precoz 

 

  • Las enfermeras consideran que, tras dos años durísimos de pandemia, el Gobierno central y los autonómicos hagan una apuesta clara por impulsarlos, informando a la población y dotando al sistema de profesionales suficientes para hacerlo.
  • “Es indudable que el COVID-19 puso en jaque nuestro sistema sanitario y ahora estamos viendo cómo existen enormes carencias. Las administraciones son las responsables de cuidar a los profesionales que trabajan en los hospitales, centros de salud y sociosanitarios, así como de proporcionar una sanidad pública y universal a la población”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.
  • La institución también pide invertir en investigación, ya que el cáncer es la segunda causa de muerte en España y sin proyectos específicos para conocer nuevas terapias y tratamientos, la incidencia continuará subiendo en los próximos años.

 

El Consejo General de Enfermería recuerda a la población la importancia de acudir a los cribados para detectar posibles casos de cáncer, una de las enfermedades con mayor relevancia a nivel mundial y que en España ya supone la segunda causa de muerte después de las enfermedades del aparato circulatorio. Tal y como los estudios demuestran, la detección precoz, los tratamientos y la prevención a lo largo de la vida han logrado mayores tasas de supervivencia, pero las enfermeras insisten en la necesidad de continuar trabajando en esta línea.

“Los cribados son todas aquellas actividades orientadas a la identificar a las personas con mayor riesgo de padecer la enfermedad, la detección precoz de la misma, su diagnóstico y tratamiento temprano que se ofrecen activamente al conjunto de la población susceptible de padecer la enfermedad, aunque no tengan síntomas ni hayan demandado ayuda sanitaria. Es imprescindible que la población conozca que existen estas campañas y que desde las administraciones se potencien”, afirma Guadalupe Fontán, enfermera del CGE.

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer que se celebra este 4 de febrero, el órgano que regula la profesión de las más de 325.000 enfermeras y enfermeros de España considera fundamental que, tras dos años durísimos de pandemia, el Gobierno central y los autonómicos hagan una apuesta clara por impulsar los cribados y la detección precoz del cáncer. “Es indudable que el COVID-19 puso en jaque nuestro sistema sanitario y ahora estamos viendo cómo existen enormes carencias, que suponen un deterioro de la atención por la falta de personal. Las administraciones no pueden quedarse atrás en este sentido, son las responsables de cuidar a los profesionales que trabajan en los hospitales, centros de salud y sociosanitarios, así como de proporcionar una sanidad pública y universal a la población”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.

Programas 

Asimismo, Pérez Raya considera fundamental que se aumenten las consultas de cribado y que se hagan campañas de concienciación entre la sociedad. “La gente debe conocer estos programas y debe acudir a ellos porque salvan vidas. Durante la pandemia se han pospuesto muchas revisiones, en algunas ocasiones porque los pacientes no querían acudir por miedo y en otras por motivos derivados de la saturación del sistema. Los centros sanitarios se han ido adaptando durante estos dos años y son lugares seguros para acudir a estas consultas. Aun así, sin una contratación masiva de personal seguiremos teniendo las mismas carencias en el futuro, es fundamental invertir en salud pública y prevención”, subraya el presidente de las enfermeras.

Según los últimos datos de la Sociedad Española de Oncología Médica, se estima que durante este año se diagnostiquen 280.100 casos de cáncer en España. Por este motivo, las enfermeras recalcan que detectar a tiempo la enfermedad es fundamental para dar el tratamiento adecuado. Desde el Consejo General recuerdan que, a nivel europeo, existe consenso sobre la recomendación del cribado de cáncer de mama para mujeres de 50 a 69 años mediante una mamografía bienal o para el cáncer de cuello de útero o cérvix mediante citología cada 3-5 años en las mujeres de 25-65 años. Además, también se debe conocer el cribado de cáncer colorrectal mediante detección de sangre oculta en heces en ambos sexos de 50 a 69 años.

Vida saludable

Desde el CGE insisten en la necesidad de llevar una vida saludable para prevenir posibles casos. “Se ha demostrado que seguir unas pautas de hábitos y alimentación saludable, así como realizarse revisiones periódicas, autoexploración mamaria en mujeres y en hombres, la vacunación contra el Virus del Papiloma Humano y consultar cualquier hallazgo o cambio físico que observemos como la pérdida de peso, la coloración de la piel, sangrados, etc. ayuda a detectar los casos antes de que alcancen estadios más avanzados”, explica Guadalupe Fontán.

Más allá de los cribados y de la prevención, la institución enfermera pone en valor también el trabajo de los investigadores y pide que se invierta en este ámbito. “Si ahora existen avances contra el cáncer es, sin duda, gracias a la investigación realizada durante décadas, pero todavía queda muchísimo camino por recorrer. Existen determinados tipos de cánceres, como el de páncreas, que generalmente terminan dando tarde la cara. Por eso, es fundamental que se invierta para continuar avanzando. Hay que trabajar en nuevos tratamientos y nuevos programas de detección. Sin olvidarnos de la investigación enfermera, imprescindible para tratar a nuestros pacientes en un mundo que ha cambiado el paradigma y ha pasado de una atención basada en el curar a una basada en el cuidar. En definitiva, hay que apostar y luchar por encontrar nuevos mecanismos contra esta enfermedad, que se cobra miles de vidas al año”, concluye Pérez Raya.

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Expertos advierten del riesgo de alteraciones y enfermedades cutáneas, como el cáncer de piel, asociados a fármacos habituales

Expertos advierten del riesgo de alteraciones y enfermedades cutáneas, como el cáncer de piel, asociados a fármacos habituales

 

  • Las tiazidas, un tratamiento habitual en el manejo de la hipertensión arterial, se asocian a un mayor riesgo de cáncer de piel. Este es sólo un ejemplo del impacto que algunos fármacos pueden tener en la piel de los pacientes. Antidiabéticos orales como las gliptinas o inmunosupresores como la azatioprina pueden tener también consecuencias sobre este órgano.
  • Los riesgos se incrementan en los pacientes geriátricos polimedicados y es que al mayor número de tratamientos que necesitan se suma una piel especialmente frágil debido al propio proceso de envejecimiento.
  • Expertos en este campo han analizado los fármacos que pueden repercutir negativamente en nuestra piel y han puesto el foco en la prevención y el cuidado, especialmente en población mayor. Ha sido durante el webinar organizado conjuntamente por el Consejo General de Enfermería, su instituto de formación ISFOS y CeraVe.
  • Los profesionales de Enfermería resultan esenciales en la detección y cuidado de las pieles de riesgo, aquellas que presentan sequedad, fragilidad, falta de elasticidad… es lo que conocemos comúnmente como ‘pieles de cebolla’ y esto es frecuente en la población mayor. 

El paciente polimedicado es aquel que de forma crónica toma al menos cinco medicamentos. Aunque no es una situación exclusiva de la población mayor, este colectivo conforma el grueso de los pacientes polimedicados. El control de la diabetes, de la presión arterial, del colesterol… confluyen en muchas personas mayores, incrementándose así el riesgo de sufrir efectos secundarios que a menudo pueden también tener su impacto en la piel. En el mayor, además, este órgano es especialmente frágil por lo que la prevención de posibles lesiones y su manejo cuando ya han aparecido es fundamental.

Para hablar de este tema, el Consejo General de Enfermería, su Instituto Superior de Formación Sanitaria (ISFOS) y CeraVe han celebrado el webinar “Abordaje del cuidado de la piel en el paciente polimedicado”. Una jornada de formación gratuita dirigida a las enfermeras que se enmarca dentro de la campaña conjunta puesta en marcha hace ya casi un año bajo la denominación “En la piel de la enfermera”.

Como ha explicado Pilar Fernández, vicepresidenta I del Consejo General de Enfermería y directora de ISFOS: “En encuentros previos nos hemos centrado en cuestiones como el mantenimiento de la barrera cutánea, el cuidado de las pieles atópicas y la psoriasis, temas de gran trascendencia, tanto por su impacto en la calidad de vida de los pacientes como por el número personas a las que afecta. El tema elegido para hoy sigue esta línea pues nos centramos también en un amplio grupo de población, el de los pacientes polimedicados, y en cómo los fármacos que toman pueden tener un impacto en una piel a veces ya frágil”.

Plan de cuidados enfermero

Durante el encuentro, el enfermero Justo Rueda López, del CAP de Terrassa Nord de Barcelona, ha insistido en que el abordaje del paciente polimedicado desde enfermería debe ser un abordaje integral en el que se contemplen no sólo los fármacos que toma el paciente habitualmente y que han sido prescritos por un profesional en consulta sino también aquellos productos que pueda estar consumiendo paralelamente y por su cuenta, adquiridos, por ejemplo, en herbolarios. Todos ellos pueden de forma directa o indirecta tener un impacto en la piel y, como ha explicado, “es importante que detectemos aquellas pieles de riesgo, cuando hay sequedad, fragilidad, falta de elasticidad, tendencia a presentar lesiones o desgarros… es lo que conocemos comúnmente como ‘pieles de cebolla’ y esto es frecuente en la población mayor”.

Además, hay que contemplar todo el espectro de alteraciones que puede presentar el paciente. De esta forma, en un paciente mayor con incontinencia urinaria o fecal, la exposición de su piel a estas sustancias genera una irritación aún mayor. Lo mismo sucede con la exposición a jabones e incluso al sudor, ha añadido este enfermero que se ha referido al concepto de “dermatoporosis”: “son pieles más permeables, más expuestas a cualquier tipo de sustancia o producto potencialmente irritante”.

En población mayor se añade otro riesgo más, el de posibles caídas, que también hay que tener en cuenta desde la perspectiva de la piel.

En el caso de aquellas personas que padecen incontinencia y al mismo tiempo toman algún tratamiento inductor del sueño, puede suceder que la persona se despierte por la noche y su respuesta a los estímulos esté disminuida. Se incrementa entonces el riesgo de caídas y la exposición a irritantes, más allá de otras consecuencias potencialmente graves.

De otro lado, también hay que tener en cuenta el consumo de productos naturales que el paciente pueda estar realizando, ya que pueden suponer un riesgo por la falta de control de dosis por parte de un profesional sanitario, la regulación a nivel de comercialización que es diferente y la posibilidad de interacciones con fármacos. Como, por ejemplo, ocurre con la hoja de olivo o la hierba de San Juan.

Fármacos y piel

Por su parte, la dermatóloga María Elena de las Heras, del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, se ha referido a los principales tratamientos farmacológicos que suelen tomar los pacientes polimedicados, especialmente mayores, y en qué precauciones deben tenerse en cuanto al impacto que estos pueden tener en su piel.

En primer lugar, se ha referido a las tiazidas, utilizadas en el control de las cifras de presión arterial: “se ha confirmado que las tiazidas pueden aumentar el riesgo de cáncer cutáneo, por eso, es fundamental que el paciente sea muy estricto en cuanto al uso de fotoprotección y, si es posible, se cambie a otra medicación”.

Otro tratamiento habitual es el de las gliptinas, un antidiabético oral que puede producir pengifoide ampolloso, una enfermedad cutánea autoinmune crónica que provoca erupciones ampollosas pruriginosas generalizadas. Según ha explicado la dermatóloga, “un 25% de los casos de pengifoide ampolloso son por gliptinas y, lógicamente, hay que suspender la medicación”.

Para De las Heras, “enfermería es clave en todos estos casos, tanto para la educación del paciente en cuanto a la fotoprotección de aquellos que toman tiazidas o otros fármacos fotosensibles, como la azatioprina, como en la detección del pengifoide ampolloso”.

Reparación cutánea

Por último, Mercedes Abarquero Cerezo, farmacéutica responsable de Comunicación Científica de CeraVe, se ha referido a la prevención y a la reparación cutánea en estos pacientes: “para reducir la sequedad de la piel, evitar los efectos secundarios de los fármacos que cursan con alteración de la barrera cutánea y mejorar la calidad de vida, especialmente en el anciano, es importante utilizar tratamientos emolientes e hidratantes. Lo ideal es hacerlo desde el principio, cuando el paciente empieza su medicación.  Si no es así, cuando detectemos una alteración en la piel, debemos ya recurrir a productos reparadores y en el caso de que aparezcan lesiones importantes habría que pasar ya a los cicatrizantes u otro tipo de acciones terapéuticas”.

I Beca En la piel de la Enfermera

Durante el webinar se avanzó también que dentro de poco se dará a conocer el resultado de la convocatoria de la I Beca En la piel de la Enfermera, una iniciativa que, como ha explicado Pilar Fernández, “pretende potenciar el liderazgo enfermero mediante la financiación, con 6.000 euros, de un proyecto que tenga por objetivo la mejora de la calidad de vida los pacientes a través de la piel. Hemos recibido muchísimos trabajos y, sin duda, el jurado no lo ha tenido fácil. La semana que viene conoceremos el fallo de esta primera edición y animamos ya a las enfermeras a pensar en nuevos proyectos para la próxima convocatoria porque esta es una iniciativa que ha nacido con vocación de continuidad”.

De igual manera, Isabel Castillejo, directora de Relaciones Médicas de L’Oreal Cosmética Activa, ha destacado el compromiso de CeraVe para contribuir a “la mejora de la calidad de vida de las personas a través del cuidado de la piel, en especial, de la población mayor, donde las enfermeras juegan un papel muy importante en su cuidado.  Por ello, estamos muy orgullosos de haber puesto en marcha este proyecto en colaboración con el Consejo General de Enfermería; un proyecto que bajo el lema ‘En la piel de la enfermera’ engloba distintas acciones de formación como el webinar llevado a cabo hoy y, próximamente, el desarrollo de una infografía y un vídeo animado sobre los cuidados de la barrera cutánea en el paciente polimedicado. CeraVe, gracias a las ceramidas y a la asociación de la tecnología MVE, ha demostrado tener un impacto visible en los pacientes mayores con alteración de la barrera cutánea. Es un verdadero orgullo para CeraVe reforzar nuestro compromiso con los profesionales de la salud. Por ello, la Beca En la Piel de la Enfermera, desarrollada en colaboración con el Consejo General de Enfermería y el instituto ISFOS, es una muestra más de este compromiso con el colectivo de enfermería para ayudar al desarrollo de iniciativas enfermeras que tengan impacto en la sociedad.”

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La Organización Colegial de Enfermería y las sociedades científicas de Enfermería insisten en que las enfermeras están capacitadas y amparadas por la ley para realizar cuidados corpoestéticos y nutrición

La Organización Colegial de Enfermería y las sociedades científicas de Enfermería insisten en que las enfermeras están capacitadas y amparadas por la ley para realizar cuidados corpoestéticos y nutrición

 

  • El organismo que regula la profesión denuncia que se están utilizando manifestaciones que no se ajustan a la realidad y la presión comercial para tratar de menoscabar las competencias enfermeras. 
  • El Consejo General de Enfermería junto, al Consejo Andaluz de Colegios de Enfermería, el Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (Cecova), el Colegio de Enfermería de Cáceres, el Colegio de Enfermería de Madrid y la Unión Española de Sociedades Científicas (Uesce) han lanzado un comunicado conjunto explicando la anulación de la resolución del CGE que ordena el ejercicio profesional de los cuidados corpoestéticos.
  • “Esta anulación no impide, por tanto, dicho ejercicio profesional enfermero en este ámbito bajo los principios de plena autonomía técnica y científica, así como de interdisciplinariedad entre las distintas profesiones sanitarias que intervienen en el mismo”, resalta el comunicado.

El Consejo General de Enfermería denuncia que se están utilizando manifestaciones que no se ajustan a la realidad y la presión comercial para tratar de menoscabar las competencias profesionales enfermeras en lo que a cuidados corpoestéticos se refiere. Así se ha puesto de manifiesto en un comunicado sobre la actuación de la profesión enfermera en el ámbito de los cuidados corpoestéticos. El Consejo Andaluz de Colegios de Enfermería, el Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (Cecova), el Colegio de Enfermería de Cáceres, el Colegio de Enfermería de Madrid y la Unión Española de Sociedades Científicas de Enfermería (Uesce) se han unido también a este posicionamiento.

Todas estos organismos apuntan que “la anulación por el Tribunal Supremo de la resolución por la que se ordenan determinados aspectos del ejercicio profesional enfermero en el ámbito de los cuidados corpoestéticos y de la prevención del envejecimiento para la salud, en modo alguno puede utilizarse como excusa para pretender excluir a las enfermeras del ámbito de actuación de los cuidados corpoestéticos por cuanto las competencias profesionales enfermeras vienen definidas por un conjunto de normas que en nada se ven afectadas ni por la comentada Resolución ni por las sentencias judiciales, las cuales se encuentran, además, pendientes de recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional”.

En este sentido, las instituciones enfermeras recuerdan que “la decisión del Tribunal Supremo, todavía pendiente de revisión constitucional, en modo alguno significa que las enfermeras deban ser excluidas de estos cuidados, sino tan sólo que la concreta ordenación aprobada por el Consejo General no se ajusta a derecho porque se ha considerado judicialmente que no se puede regular, en los términos en que lo ha hecho la resolución anulada, el ejercicio profesional del enfermero en el ámbito de la corpoestética”.

Ejercicio profesional

Así, recalcan que “esta anulación no impide, por tanto, dicho ejercicio profesional enfermero en este ámbito bajo los principios de plena autonomía técnica y científica, así como de interdisciplinariedad entre las distintas profesiones sanitarias que intervienen en el mismo”.

Tampoco puede utilizarse esta jurisprudencia para negar a la profesión enfermera las competencias que ostenta en el campo de los cuidados nutricionales en  diferentes ámbitos de primaria, hospitalaria, sociosanitaria, escolar… con plena competencia desde hace más de 40 años, siendo clave estas actuaciones para potenciar la promoción de la salud, la educación sanitaria y la adquisición de hábitos de vida saludables, esenciales todos ellos dentro de la actuación de la enfermera en su ámbito asistencial”.

En el documento se desglosan todas las normas de distinto rango que definen y materializan las competencias que integran los cuidados de enfermería:

  • La Directiva 2013/55/UE del Parlamento y del Consejo de 20 de noviembre de 2013, por la que se modifica la Directiva 2005/36/CE relativa al reconocimiento de cualificaciones profesionales, que ha fijado en su artículo 31.7 las competencias mínimas que los enfermeros responsables de cuidados generales deben estar en condiciones de aplicar, incluyendo entre ellas la competencia para diagnosticar de forma independiente los cuidados de enfermería.
  • La Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, cuyo artículo 7.2 atribuye a la profesión enfermera la dirección, evaluación y prestación de los cuidados de enfermería, orientados a la promoción, mantenimiento y recuperación de la salud, así como a la prevención de enfermedades y discapacidades.
  • Los Estatutos de la Organización Colegial, cuyo artículo 54.3 señala que los cuidados de enfermería comprenden la ayuda prestada por el enfermero en el ámbito de su competencia profesional a personas enfermas o sanas y a comunidades, en la ejecución de cuantas actividades contribuyan al mantenimiento, promoción y restablecimiento de la salud, prevención de las enfermedades y accidentes, así como asistencia, rehabilitación y reinserción social en dichos supuestos y/o ayuda a una muerte digna.
  • El Real Decreto 954/2015, de 23 de octubre, por el que se regula la indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos y productos sanitarios de uso humano por parte de los enfermeros, en su redacción vigente tras el Real Decreto 1302/2018, de 22 de octubre.
  • Los Anexos VII y VIII del Real Decreto 1093/2010, de 3 de septiembre, que consagra los diagnósticos, las intervenciones y los resultados de enfermería, que ponen de manifiesto todas las intervenciones que las enfermeras realizan directamente sobre los pacientes y que deben recogerse en el Conjunto Mínimo Básico de Datos del Sistema Nacional de Salud.
  • Desde el punto de vista académico y su traslación al ámbito profesional, la Orden CIN/2134/2008, de 3 de julio, ha establecido los requisitos para la verificación de los títulos universitarios oficiales que habiliten para el ejercicio de la profesión de enfermero.

Asimismo, apuntan que “este conjunto normativo se complementa también con las disposiciones que históricamente han reconocido a la profesión enfermera sus competencias profesionales en ámbitos como la cirugía menor y la administración de inyectables a los pacientes, que ya venían recogidas incluso en el Real Decreto de 16 de noviembre de 1888 que aprobaba el reglamento para las carreras de Practicantes y Matronas.

Diagnóstico

Por último, las enfermeras recuerdan que “el diagnóstico enfermero y la aplicación y administración de los tratamientos forman parte de los cuidados de enfermería y constituyen una de las competencias profesionales esenciales de las enfermeras en todos los ámbitos de su ejercicio asistencial”. “Resulta sorprendente que se pretenda impedir a las enfermeras la realización en el ejercicio privado de actuaciones asistenciales que sí llevan a cabo en el ejercicio público de la profesión. Así ocurre, por ejemplo, con las infiltraciones articulares y de tejidos blandos, que realizan las enfermeras y que, además, son procedimientos relativamente sencillos y con escasos efectos secundarios”, resaltan.

Desde la Organización Colegial se concluye “defenderán y protegerán a las enfermeras frente a cualquier actuación que suponga un impedimento u obstáculo al ejercicio y desarrollo de sus competencias profesionales”.

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Las enfermeras explican en una infografía cómo hacer correctamente los autotest de antígenos para evitar falsos negativos

Las enfermeras explican en una infografía cómo hacer correctamente los autotest de antígenos para evitar falsos negativos

 

  • El Consejo General de Enfermería detalla en una infografía y en una nueva edición del programa Apple Advice de Canal Enfermero cómo realizar paso a paso los tres tipos de test que es posible adquirir para el autodiagnóstico del COVID-19, según dónde se hace la toma de la muestra: en la nariz, la boca o la saliva.
  • “En los últimos tiempos hemos podido comprobar que hay mucha gente que no está realizando el test de antígenos de forma correcta. Ello provoca que nos podamos encontrar con casos de falsos negativos porque la técnica no se ha realizado correctamente, con lo que no evitamos la diseminación del virus, que es lo que se pretende con estos test”, explica Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.
  • Tras repasar paso por paso cada test, también se dan las claves para saber cómo interpretar el resultado y qué hacer en caso de obtener un resultado positivo, negativo o no válido.

 

Los autotest de antígenos han proliferado en los últimos meses. Sin embargo, no todo el mundo los está realizando de forma correcta, por lo que, en caso de resultar negativo, si la toma de la muestra no ha sido correcta, se puede estar dando una falsa sensación de seguridad. Por ello, el Consejo General de Enfermería detalla en una infografía y en una nueva edición del programa Apple Advice de Canal Enfermero cómo realizar paso a paso los tres tipos de test que es posible adquirir para el autodiagnóstico del COVID-19, según dónde se hace la toma de la muestra: en la nariz, la boca o la saliva.

“En los últimos tiempos hemos podido comprobar que hay mucha gente que no está realizando el test de antígenos de forma correcta. No toman la muestra bien, frotando en las paredes nasales, por ejemplo, o la cantidad de muestra es insuficiente, o no mezclan el reactivo el tiempo suficiente. Ello provoca que nos podamos encontrar con casos de falsos negativos porque la técnica no se ha realizado correctamente, con lo que no evitamos la diseminación del virus, que es lo que se pretende con estos test”, explica Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.

Todo ello se quiere paliar con la infografía que edita la Organización Colegial de Enfermería, explicando paso por paso cómo hacerse un autotest de forma correcta y para ello se ha tenido en cuenta los tres tipos de test que es posible adquirir para el autodiagnóstico, si bien en lo único que se diferencian es en la toma de la muestra, que se puede realizar en la nariz, en la boca o con saliva.

Recomendaciones

Entre las recomendaciones que se recogen se incluyen lavarse las manos antes de empezar y al terminar, abrir y colocar el kit del test, incluyendo verter el reactivo en el bote si no viene ya preparado, o consultar el prospecto para conocer las gotas necesarias para el test o el tiempo indicado de espera para conocer el resultado. Todo ello antes de empezar.

Además, recuerdan que es conveniente realizarse el test frente a un espejo para guiar bien la toma de la muestra y asegurarse así de introducir unos dos centímetros el bastoncillo en cada orificio nasal, moviéndolo en círculos alrededor de cada pared interna de la nariz durante 5 o 10 segundos.

Otra cuestión en la que no se suele pensar es en usar mascarilla cuando realizamos el test a un tercero. “En el domicilio es cierto que no usamos esta protección con los convivientes, pero si vamos a hacerle la prueba a un menor o a un anciano porque pensamos que es positivo, el momento de la toma de la muestra es de alto riesgo, pues se pueden producir tos o estornudos que incidirían en la persona que hace el test, por lo que su riesgo de contagio se multiplica de forma exponencial”, subraya Pérez Raya.

Tras repasar paso por paso cada test, también se incide en no tocar el indicador tras verter la muestra con el reactivo o se dan las claves para saber cómo interpretar el resultado y qué hacer en caso de obtener un resultado positivo, negativo o no válido.

Finalmente se recomienda desechar los restos biológicos en la basura genérica, pero guardados en la bolsa de bioseguridad si dispone de ella o en una bolsa de plástico que deberemos atar si no la incluye el kit que adquiramos; además resulta fundamental limpiar bien las superficies donde se haya realizado todo el procedimiento.

Apple Advice

Todo ello también se explica de forma visual en una nueva edición del programa Apple Advice de Canal Enfermero que, como complemento a la infografía, va desgranando uno a uno los tres test disponibles en el mercado y que ya puede verse en YouTube. Para ello se ha contado con la colaboración de Guadalupe Fontán, enfermera del Instituto de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería, encargada de ir explicando cada uno de los pasos a seguir para realizar cada test de forma correcta.

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