El Consejo General de Enfermería explica cómo actuar ante un diagnóstico de MPOX (viruela del mono)
El Consejo General de Enfermería explica cómo actuar ante un diagnóstico de MPOX (viruela del mono)
- Los síntomas comienzan con fiebre, dolor de cabeza y dolores musculares, más adelante suelen aparecen erupciones localizadas, principalmente en cara.
- Tras un diagnóstico positivo, en la medida de lo posible, se debe aislar a la persona para evitar nuevos contagios, así como notificarse y vigilar a los contactos estrechos.
- “La vacunación es la gran arma de lucha contra esta enfermedad. Debemos concluir con la inmunización de esas más de 20.000 personas que no han completado la pauta en estos dos últimos años y hacer un llamamiento a aquellos que no se hayan puesto ninguna”, indica Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería”.
El Consejo General de Enfermería (CGE) considera fundamental conocer cómo actuar ante un diagnóstico positivo de MPOX -anteriormente viruela del mono-. Comprometidos con el cuidado de la población, el organismo que aglutina a las más de 345.000 enfermeras de España ha lanzado una serie de recomendaciones para estos casos.
“Lo fundamental es el aislamiento de la persona para evitar contagiar a otras, siempre dentro de las posibilidades de cada uno. También debemos notificar la situación a contactos estrechos y vigilancia de los mismos, tratamiento de los síntomas de la enfermedad, una adecuada higiene de manos y desinfección de los objetos personales. Y, muy importante, hay que evitar tocar las lesiones porque puede aumentar el riesgo de transmisión”, comenta Susana Montenegro, enfermera del Instituto Español de Investigación Enfermera del (CGE).
La institución recalca, una vez más, que lo más importante para prevenir la enfermedad es la vacunación tanto preexposición como posexposición, para enfrentar la posible llegada de casos del actual brote de MPOX.
Como responsables de la vacunación y referentes en la detección y educación para la salud, las enfermeras explican las claves para evitar la expansión de la enfermedad que, tras el importante brote detectado en África, ha sido declarada, de nuevo, como una emergencia para la salud pública internacional por la Organización Mundial de la Salud.
“Es una enfermedad vírica provocada por un Orthopoxvirus similar al virus que causa la viruela”, explica Montenegro, que menciona también como es la forma más común de contagio: “Lo más común es por un contacto directo y estrecho con lesiones, fluidos y objetos personales como sábanas o toallas. También, y aunque con menos frecuencia, por la respiración y materiales contaminados”.
Cualquier persona si mantiene un contacto físico estrecho, y no necesariamente tiene que ser sexual con la persona infectada, puede adquirir la viruela del mono.
Los síntomas comienzan con fiebre, dolor de cabeza y dolores musculares, pero al bajar la fiebre, “aparecen erupciones localizadas, principalmente en la cara y luego se pueden extender a otras partes del cuerpo, sobre todo en las palmas de manos y plantas de los pies”, afirma Montenegro.
Por otro lado, insiste en el papel clave de la enfermera a la hora de educar y concienciar, y recomienda a todas las profesionales conocer los síntomas, los modos de trasmisión y las recomendaciones sanitarias vigentes. “Las campañas de concienciación en comunidades de alto riesgo pueden ayudar a detectar y controlar los brotes rápidamente”, aclara Montenegro Méndez.
Vacunación urgente
“En estos momentos disponemos de una vacuna y debemos hacer uso de ella. Las enfermeras y enfermeros, como ya hemos demostrado frecuentemente, estamos a disposición de los pacientes para explicarles y asesorarles sobre esta enfermedad también”, explica el presidente del CGE, Florentino Pérez Raya.
Según datos del Ministerio de Sanidad, solo la mitad de los 40.000 vacunados en nuestro país, completaron la pauta completa, por lo que, desde el CGE se anima a las otras 20.000 a acudir a sus centros de vacunación para que les administren la segunda dosis.
“Lo fundamental ahora es concluir con la inmunización de esas más de 20.000 personas que no han completado la pauta y, además, hacer un llamamiento a aquellas personas que estén dentro de la población diana fijada por el Ministerio de Sanidad que no se hayan puesto ninguna”, indica Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.
Del mismo modo, se deben tomar precauciones a la hora de tener relaciones sexuales de riesgo y, sobre todo, en el entorno de la salud. “Hay que hacer un llamamiento a las administraciones sanitarias para que tengan disponibles los equipos de protección personal (EPP) que deben utilizar los profesionales a la hora de tratar y cuidar de estas personas. Los trabajadores de la salud deben usar guantes, mascarillas, y protectores faciales cuando atienden a pacientes con sospecha o confirmación de viruela del mono. Ya vimos lo que ocurría en otras crisis sanitarias como la del ébola o, más recientemente, con el COVID-19. No se pueden cometer esos errores y no podemos permitir que nuestros compañeros se enfrenten a un virus contagioso sin los materiales necesarios para protegerse”, añade Pérez Raya.
Evitar el estigma
Además de las recomendaciones preventivas, el CGE expresa y condena de nuevo cualquier episodio de estigma o discriminación que puedan sufrir los afectados o el colectivo de personas en las que está recomendada la vacunación actualmente.
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