Empeora la situación de la enfermería española: ya son necesarias 123.000 profesionales más para llegar a la media europea

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Empeora la situación de la enfermería española: ya son necesarias 123.000 profesionales más para llegar a la media europea 

  • Nuestro país necesita cerca de 123.000 enfermeras para llegar a la media del número de profesionales por habitantes que tienen los países europeos. Una cifra que se ha visto incrementada con respecto a los anteriores datos disponibles, cuando establecían que eran necesarias 95.000 profesionales.
  • Como ha manifestado Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería (CGE), “en nuestro país vivimos desde hace años una grave escasez de enfermeras, que no deja de aumentar, con grandes desigualdades entre las distintas regiones. Esto está propiciando que los ciudadanos no tengan acceso a todos los cuidados enfermeros que necesitan, creando ciudadanos de primera y de segunda”.
  • Para Diego Ayuso, secretario general del CGE, “estos datos demuestran que la equidad, uno de los principios en los que se basa nuestro sistema sanitario, se incumple de forma sistemática. Es imposible prestar los mismos cuidados con la mitad de enfermeras como, por ejemplo, sucede entre Navarra y Murcia”. 

Nuestro país necesita cerca de 123.000 enfermeras para llegar a la media del número de profesionales por habitantes que tienen los países europeos. Una cifra que se ha visto incrementada con respecto a los anteriores datos disponibles, cuando establecían que eran necesarias 95.000 profesionales. Así se ha puesto de manifiesto en la presentación del informe del Consejo General de Enfermería tituladoRadiografía de la profesión enfermera. Informe de Recursos Humanos 2023.

En este completo estudio, realizado por el Instituto Español de Investigación Enfermera del CGE, se retratan las grandes cifras de la profesión en nuestro país en el año 2023, incluyendo los datos del número de enfermeras en la relación con la población por comunidades y provincias, las necesidades de enfermeras para alcanzar la media de los datos que tienen nuestros vecinos europeos, pero también información relativa a las jubilaciones que se van a producir de aquí a diez años, la migración de enfermeras a otros países, la oferta de plazas en las universidades españolas, la implantación de la especialidades de Enfermería, así como los datos relativos al empleo o los tipos de contratos, entre otros aspectos.

Como ha señalado Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería (CGE), “en nuestro país vivimos desde hace años una grave escasez de enfermeras, que no deja de aumentar, con grandes desigualdades entre las distintas regiones. Esto está propiciando que los ciudadanos no tengan acceso a todos los cuidados enfermeros que necesitan”.

Tal y como ha explicado Diego Ayuso, secretario general del CGE, “en nuestro país hay 345.000 enfermeras, pero sólo algo más de 306.000 figuran como no jubiladas, por lo que son esas las susceptibles de atender a la población”.

Así, teniendo en cuenta esa cifra, hay una ratio de 6,3 enfermeras por cada mil habitantes. A nivel europeo existen diferentes fuentes que se pueden consultar: OCDE, Eurostat, la OMS… pero la media de esos tres datos supone 8,83 enfermeras por cada mil habitantes. “Ello implica que hay países como Noruega, Austria o Islandia que triplican el número de enfermeros que tenemos en España”, ha detallado Ayuso. “De tal forma que, sólo para llegar a la media europea (8,83) son necesarias un total de 122.993 enfermeras, un 40% más de las que tenemos en este momento”, ha incidido en secretario general del CGE.

Además, como ya ha denunciado el CGE en reiteradas ocasiones, se da la circunstancia de que, dentro de nuestro país, entre comunidades autónomas, e incluso entre provincias, hay una gran disparidad en los datos.

En los datos por comunidades autónomas, observamos que en la parte alta de la tabla esta Navarra (8,87), que es la única región que supera la media europea, le siguen País Vasco (8,01), Castilla y León y Melilla, ambas con 7,35, y Canarias (7,32). En el lado contrario, las comunidades que tienen una menor ratio son Murcia (4,8), Galicia (5,13), Comunitat Valenciana (5,49) y Andalucía (5,52).

A juicio del presidente de las 345.000 enfermeras españolas, “existe una disparidad preocupante entre las distintas comunidades autónomas y provincias, lo que provoca desigualdades en el sistema sanitario, que da lugar a ciudadanos de primera y de segunda categoría según los recursos enfermeros de los que disponen. Ello está poniendo en riesgo la seguridad de los pacientes, pues numerosos estudios han demostrado que la atención a un número excesivo de pacientes incrementa el riesgo de mortalidad y morbilidad. Pero no sólo eso, sino que además esto incide sobre la salud mental de las propias enfermeras”, asegura Pérez Raya. De hecho, el CGE está realizando un nuevo estudio sobre cómo afecta la sobrecarga asistencial a la salud de las enfermeras que se presentará en próximas fechas.

Para Diego Ayuso, “estos datos demuestran que la equidad, uno de los principios en los que se basa nuestro sistema sanitario, se incumple de forma sistemática. Es imposible prestar los mismos cuidados con la mitad de enfermeras como sucede entre Navarra y Murcia”.

Jubilaciones

Revertir esta situación requiere “invertir en enfermeras, en formación, en crear nuevas plazas en las universidades, en retener el talento para que no se marche fuera de nuestras fronteras, en lograr recuperar a los que se han marchado fuera… entre otras cuestiones. Son soluciones que no son a corto plazo, pero hay que empezar a planificarlas desde ya, habida cuenta de que en los próximos diez años casi 50.000 enfermeras se van a jubilar en todo el Estado, 10.000 de ellas sólo en Andalucía, lo que va a agravar el problema”, añade Ayuso.

Ahora mismo los estudios de Enfermería tienen mucha demanda, de hecho, las notas de corte para el acceso a los estudios universitarios son de las más altas. Como ha explicado Guadalupe Fontán, coordinadora del Instituto Español de Investigación Enfermera, para este curso 2023/2024, un total de 43.871 personas solicitaron iniciar los estudios del grado en Enfermería. Sólo lo lograron 10.532, no había más plazas disponibles. Como vemos, el problema no es de demanda, es de oferta, que es insuficiente”.

Otro aspecto a tener en cuenta estriba en que el 42% del personal docente e investigador de las facultades de Enfermería tiene más de 50 años. Una situación que será difícil paliar en los próximos años teniendo en cuenta los estrictos criterios de la ANECA para acreditar profesores universitarios, ya sea como ayudantes doctor o como doctores contratados”, ha añadido Fontán. Para incrementar el número de plazas universitarias en Enfermería, también será vital analizar qué profesorado se va a dedicar a ello y dónde podrán realizar las necesarias prácticas.

Precariedad laboral

A esta situación se añade la precariedad laboral, la inestabilidad en forma de contratos por días, e incluso por horas. Realmente en enfermería se considera que existe pleno empleo. Según los datos del SEPE, el servicio de empleo estatal, en 2023 había 3.349 enfermeros en paro, lo que supone una tasa de desempleo del 1,09%.

Como ha detallado Guadalupe Fontán, “a lo largo de los años, el número de contratos se ha ido incrementando, pero en cambio el número de personas contratadas es significativamente menor que el número de contratos. Esto se debe a que, a una misma persona a lo largo del año, se le realizan muchos contratos de corta duración. Además, aunque han crecido los contratos indefinidos, se mantiene el porcentaje de jornadas parciales”.

“A ello se suma -añade Fontán- que el empleo en Enfermería, además de inestable es estacional, las cifras de paro se reducen especialmente en los meses de verano y en algunos picos de invierno, incrementando la precariedad”.

Todas estas cuestiones afectan a las enfermeras en su vida profesional y personal. Como señala el presidente de las 345.000 enfermeras españolas, “las enfermeras que viven enlazando contratos, muchas veces de días e incluso por horas, ven cómo su vida personal se ve afectada y les resulta casi imposible conciliar. Renunciar a un contrato, que a veces se ofrece de un día para otro, supone una penalización que les lleva directamente al último puesto de la bolsa de empleo. ¿Cómo no van a buscar otro lugar, ya sea fuera de su provincia o en otro país?”, se pregunta Pérez Raya.

Buscar mejores condiciones laborales, mejores contratos, de mayor duración, en zonas con mayor número de profesionales o incluso presentarse a una oferta de empleo público en la otra punta del país son la opción para miles de enfermeras. “También lo es para las enfermeras especialistas el hecho de ver reconocida su formación y poder ocupar un puesto como especialista, pues muy pocas comunidades autónomas tienen vinculado el puesto de trabajo a la categoría profesional”, añade Ayuso. 

Migración

Para algunas enfermeras, la solución pasa por irse a trabajar a otro país, donde “las condiciones laborales que se ofrecen, no ya sólo de salario o de ayudas para la adaptación al país y la vivienda, sino también de desarrollar su carrera profesional, son mucho mejores que en España”, ha explicado Fontán. Es el caso de países como Noruega, el principal destino ahora mismo de las enfermeras españolas, que pueden ver cómo su sueldo se multiplica por cuatro.

Sólo en 2023, 1.473 enfermeras solicitaron la documentación necesaria para ejercer fuera de nuestras fronteras. Los principales destinos: Noruega (336), Estados Unidos (226), Reino Unido (92), Irlanda (60), Países Bajos (43), Australia (41), Francia (40), Suiza (39), Canadá (22), Bélgica (13), Arabia Saudí (11), Portugal (11).

Como ha subrayado Fontán, “las enfermeras españolas están muy solicitadas en los países más desarrollados del mundo. Nuestra formación y prestigio internacional las hace muy valiosas para cualquier sistema sanitario. Pero ello nos está haciendo perder capital humano muy preparado. Invertimos en formar profesionales altamente cualificados que se acaban yendo a otros países en busca de mejores condiciones, con lo que toda la inversión en formación que se ha realizado se pierde”.

Esta situación de la migración entre países es común en todo el planeta, pues la escasez de enfermeras está a la orden del día, también en Europa. Como ha añadido Diego Ayuso, “a nivel internacional existe una gran preocupación por la escasez de enfermeras, que provoca una gran migración internacional. De hecho, para paliar esta situación, la Comisión Europea el pasado mes de septiembre aprobaba destinar 1,3 millones de euros, englobados en el programa EU4Health, para ayudar a los Estados miembros a retener a los enfermeros en sus sistemas sanitarios y hacer la profesión más atractiva. Todavía no sabemos cómo podemos beneficiarnos en España de esta financiación, pero es bueno que se empiece a hablar de apostar por retener el talento enfermero, y para ello hay que incidir en la estabilidad y el desarrollo profesional”, ha concluido el secretario general del CGE.

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Las enfermeras se posicionan como el “motor ideal” para la transformación social

Jornada de sensibilización: ‘El compromiso social de la enfermería’

Las enfermeras se posicionan como el “motor ideal” para la transformación social 

  • Las enfermeras, por su formación y competencias, desempeñan un papel fundamental en la acción social y contribuyen de manera significativa a programas de voluntariado.
  • Florentino Pérez Raya: “La ONG Solidaridad Enfermera es un vehículo para que los colegios de enfermería de todo el país puedan participar activamente en la acción social”.
  • Las delegaciones de la ONG del Consejo General de Enfermería tienen en marcha proyectos como el apoyo a personas que se encuentran en centros penitenciarios y mujeres en situación de prostitución. 

Las enfermeras cuentan con la formación y experiencia necesarias para ser motor del cambio social y fomentar una sociedad. Esta es la máxima que ha perseguido la jornada de sensibilización ‘El compromiso social de la enfermería’, que se ha celebrado este jueves en la sede del Instituto de Superior de Formación Sanitaria (ISFOS), con la organización del Consejo General de Enfermería (CGE) y la colaboración de la ONG Solidaridad Enfermera, perteneciente al organismo.

Florentino Pérez Raya, presidente del CGE, ha sido el encargado de abrir la jornada, y ha aprovechado la ocasión para poner en valor el papel de la enfermería y promover una acción social organizada y efectiva para mejorar la salud y calidad de vida de los colectivos más vulnerables”. De esta manera, el presidente de las más de 345.000 enfermeras españolas ha explicado que, a través de Solidaridad Enfermera, el CGE ofrece “un vehículo para que los colegios de enfermería de todo el país puedan comprometerse y participar activamente en la acción social, reforzando su rol en la defensa de los derechos humanos”.

“Las enfermeras y enfermeros somos la columna vertebral del sector salud, y tenemos un lugar privilegiado para mejorar la salud global y garantizar el bienestar de las comunidades. Gracias a nuestra formación y experiencia, cumplimos un papel con capacidad para preservar la salud y mejorar la vida de los colectivos vulnerables”, ha expresado Pérez Raya.

Canalizar las ganas de ayudar

Pilar Fernández, directora de ISFOS, ha puesto de manifiesto que, jornadas como estas son la manera en la que desde el Instituto “contribuyen a canalizar todo ese torrente de ganas de ayudar a los demás que muchas enfermeras y enfermeros demuestran cada día” y que el interés que ha despertado la jornada refrenda “lo necesario que es hablar de compromiso social y solidaridad en el marco de esta profesión”.

Isabel Abero, enfermera responsable de Solidaridad Enfermera, se ha encargado de moderar la primera mesa de debate de las jornadas, que ha llevado por título ‘Acciones solidarias desde la enfermería’, y que ha contado con la intervención de tres perfiles que destacan por su vinculación con el ámbito social. “Hay una petición desde la enfermería de potenciar nuestro papel mucho más allá de lo asistencial. Con los conocimientos y capacidades que tenemos, creo que tenemos que formar parte de ese compromiso social para conseguir una sociedad más justa e inclusiva en todos los aspectos”, ha explicado la responsable de la ONG.

Una de ellas ha sido Mar Amate, directora de la Plataforma del Voluntariado de España, ha centrado su intervención en la visibilización, impulso y promoción del voluntariado como compromiso social. La experta ha navegado la situación del voluntariado en nuestro país tocando temas como la feminización que hay en el colectivo o cómo influye la edad en los interesados y su motivación y movilización. “Podemos decir que hacer voluntariado es sano: nos viene bien, aprendemos y nos comprometemos”, ha asegurado Amate. Por otra parte, ha explicado que tener una relación y motivación en nuestra vida que “no es trabajo, familia u obligaciones personales”, en este caso la acción voluntaria, “provoca cierto bienestar”.

Motor enfermero para la transformación social

Por su parte, Ana Belén Pérez Jiménez, enfermera de Atención Primaria, experta en gestión y dirección de áreas de salud, ha explorado en su intervención cómo las enfermeras pueden ser agentes del cambio. “Como enfermera y ser humano, para mí es esencial reflexionar sobre la realidad que me rodea y actuar en consecuencia. Preocuparse por los demás no es solo un acto de bondad, sino que es una responsabilidad social. Estoy convencida de que las enfermeras aportamos un valor significativo a la acción social”, ha puesto en valor, recalcando que “las enfermeras son el motor ideal para generar una acción transformadora en la sociedad”.

Javier Yanguas, director del Programa de Mayores “Siempre Acompañados” de La Caixa, ha ofrecido, para cerrar esta mesa, una disertación centrada en el papel de la enfermería en iniciativas sociosanitarias y de carácter multidisciplinar. “Las investigaciones que actualmente manejamos hablan de cambios importantes en la idea de las personas de su propia vejez y de cómo quieren envejecer en ámbitos como la salud, las relaciones y soledad o el desarrollo personal”, ha puesto de manifiesto. Así, ha relatado la necesidad de “reparar estos deseos, necesidades y restos, en los que la enfermería es fundamental”.

Además, ha ahondado sobre cómo incide la soledad en nuestra sociedad actual, y cómo se tiene a banalizarla. “La soledad tiene muchos sentimientos que matizar. A veces se vive desde la tristeza o la vulnerabilidad, pero otras desde la amenaza, el rechazo o el vacío. Genera necesidades distintas, y hay que enfocarlo desde ahí. Se debe mirar desde la ternura y no desde la patologización”, ha terminado.

Guadalupe Fontán, coordinadora del Instituto Español de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería, ha presentado durante la jornada una nueva iniciativa de Solidaridad Enfermera, ‘Universo Solidario’, que nace como un espacio en el que se va a compartir información para los voluntarios de manera más práctica. “Vamos a colgar contenidos motivadores, inspiradores y que, de alguna manera, cuando las personas interesadas se suscriban, recibirán notificaciones sobre los temas más relevantes”, ha explicado.

Dos proyectos enfermeros

La segunda mesa redonda de la jornada, ‘Experiencias de proyectos sociosanitarios de Solidaridad Enfermera’, ha expuesto iniciativas concretas dentro de las acciones sociosanitarias desarrolladas por Solidaridad Enfermera. Manolo Trabado, delegado de Solidaridad Enfermera Granada, ha presentado el proyecto que están llevando a cabo dentro del Centro Penitenciario de Albolote, en la que brindan apoyo y ayuda a reclusos y reclusas para potenciar el autocuidado, empoderamiento y calidad de vida. Trabado ha mencionado la necesidad de tener en cuenta el estigma que pueden sufrir los colectivos vulnerables dentro de las prisiones.

Por ejemplo, ha explicado que la salud mental en prisiones se enfrenta a una doble estigmatización, pues se habla de lo que rodea a los trastornos mentales y lo que afecta a las personas privadas de libertad. También ha incidido en que las mujeres reclusas tienen encima un doble estigma, tanto por ser presas como mujeres. “Estas situaciones complican aún más su bienestar, por lo que necesitan un apoyo especializado y sensible”, ha puesto de manifiesto.

Para dar cierre a la jornada, Erik Medina, delegado de Solidaridad Enfermera de Tenerife, ha presentado la colaboración con el proyecto Titania, dirigido a mujeres en situación de prostitución en Tenerife. “Como enfermeras, lo que buscamos es poder dar respuesta a las dudas de estas mujeres y ofrecerles herramientas básicas de salud”, ha comentado. Para lograrlo, desde Solidaridad Enfermera se identificarán a estas mujeres en clubs y pisos tutelados, estableciendo una primera toma de contacto a través de la entrega de kits de higiene personal. Esta interacción se aprovechará para ofrecerles el resto de recursos disponibles y derivarlas al programa Titania “El objetivo final es conseguir una mejora integral de la salud de estas mujeres. Mejorar su estado físico, mental y social, garantizándoles una atención continuada”, ha concluido.

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El CGE pide potenciar el rol de las enfermeras en la educación para la salud vinculada al cambio climático

24 de octubre, Día internacional contra cambio climático 

El CGE pide potenciar el rol de las enfermeras en la educación para la salud vinculada al cambio climático

 

  • El Consejo General de Enfermería (CGE) apuesta por una visión “One Health” en los próximos años, en los que se estima se producirán 250.000 fallecimientos en el mundo por los efectos sobre la salud de las personas que tiene el cambio climático.
  • “Estudios recientes han demostrado que hay factores climáticos que están relacionados con el aumento de los trastornos de ánimo o la esquizofrenia”, explica Florentino Pérez Raya, presidente del CGE. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cambio climático puede producir entre 2030 y 2050 un total de 250.000 muertes debido a sus efectos sobre la salud de las personas, siendo ya la principal causa del aumento de las enfermedades respiratorias, cardiovasculares y mentales. Ante este desafío a futuro, el Consejo General de Enfermería (CGE) quiere resaltar el rol de las enfermeras a la hora de proteger la salud planetaria, con un rol firme y proactivo con la promoción de la sostenibilidad y la salud global, así como en la reducción de la contaminación y las iniciativas verdes.

Dado que la “salud planetaria” conecta directamente con el bienestar humano, las enfermeras y los enfermeros deben convertirse en un baluarte de la promoción de estilos de vida sostenibles, prevención y tratamientos de las enfermedades relacionadas con el cambio climático. Esto se fundamenta y potencia desde al trabajo de la enfermería con las comunidades, especialmente con las más vulnerables y las que en un futuro sufrirán de una forma más intensa el impacto de estos cambios en el planeta en su propia salud.

“Las enfermeras deben liderar cambios transformadores que nos acerquen a ver la salud desde un enfoque ‘One Health’ que vincule la salud humana, animal y ambiental”, ha indicado Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, que además considera que este liderazgo debe darse no solo dentro del sistema sanitario, sino también “a nivel comunitario y en colaboración con otros sectores”, ha añadido Pérez Raya.

“Las enfermeras tenemos por delante un gran reto que es ver al planeta como si fuese nuestro paciente. Al igual de las personas de las que cuidamos, el planeta no está sano y tenemos que velar por él”, explica Silvia Casellas, enfermera del Hospital Universitari de Mollet (Barcelona), que ha colaborado con el CGE en el posicionamiento del organismo en un asunto tan relevante y que afecta a todos. “Somos profesionales que llegan a los más vulnerables, ancianos, niños, embarazadas o personas con enfermedades crónicas quienes pueden ser los más afectados por el cambio climático”, ha recordado.

Asimismo, el CGE quiere que en la revisión que está llevando a cabo del código Deontológico de la Enfermería Española, se reflejen los retos contemporáneos que puedan estar relacionados en mayor o menor medida con la salud planetaria, para protocolizar cómo se debe mitigar con eficacia este gran problema. Uno de estos retos pasa por entender mejor la conexión que existe entre la salud planetaria y la salud mental. “Estudios recientes han demostrado que hay factores climáticos que están relacionados con el aumento de los trastornos de ánimo o la esquizofrenia”, ha mencionado Pérez Raya.

Las enfermeras y enfermeros, como los profesionales sanitarios que se sitúan en la primera línea de la atención a la ciudadanía, deben saber reaccionar y detectar con prontitud esos trastornos que, en muchas ocasiones, se intensifican por el estrés climático. “Somos el vector de unión que puede dar a la ciudadanía los conocimientos necesarios para tener una vida saludable y poder vencer a las enfermedades que están relacionadas con la crisis medioambiental y las olas de calor”, ha explicado Casellas.

Según los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de 2023, las enfermeras son las profesionales que más influyen en los hábitos y comportamientos de la población. Esto también se ve reflejado en su autoridad a la hora de recomendar a los ciudadanos sobre movilidad sostenible, alimentación y otros factores que impactan en la salud planetaria.

Retos

Una de las barreras que impide a las enfermeras alcanzar una mayor influencia a la hora de formular decisiones que aporten para mejorar la salud planetaria es que su presencia en puestos decisivos es escasa (OMS, 2020) lo que se debe, en parte, a una limitación de género, pues casi nueve de cada diez profesionales son mujeres. “Nuestro trabajo siempre ha sido muy infravalorado y en muchas ocasiones no se tienen en cuenta la importancia que tiene dedicarse a los demás. Precisamente, por ser expertas en cuidados tenemos conocimientos en cómo se debe cuidar el planeta”, ha subrayado Casellas.

Esto pone de manifiesto que, para llegar a desarrollar todo el potencial enfermero ante la salud planetaria, se debe modificar la distribución de poder, regulando un programa de liderazgo enfermero para dar más solidez y fortaleza al colectivo en las decisiones políticas de salud.

Asimismo, el CGE considera que el liderazgo enfermero se debe promover más a nivel nacional, regional y mundial. En los foros nacionales de formulación de políticas deben considerar la perspectiva de la enfermería en la adopción de decisiones relacionadas con el sistema de salud.

Por otra parte, otro desafío es la escasez de enfermeras, el cual es un gran problema para España, pero también para el planeta. Según la OMS, se necesitarán 10,6 millones de enfermeras adicionales para 2030 para cubrir las demandas del sistema sanitario.

Esta escasez de profesionales, que el CGE lleva tantos años denunciando, pone en riesgo la capacidad de respuesta que tienen las enfermeras ante crisis ambientales relacionadas con la salud planetaria.  Es por esto por lo que el organismo que aglutina a las más de 345.000 enfermeras de nuestro país pide invertir en formación de estas en aspectos relacionados con el cambio climático y la sostenibilidad. “Seguimos luchando para que las enfermeras tomen decisiones informadas que ayuden a mejorar la salud planetaria y sean decisivas en la ‘transición ecológica’ a la que nuestros descendientes se enfrentarán en los próximos años”, ha concluido Pérez Raya.

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Un estudio enfermero creará una radiografía sobre las caídas en los hospitales, un problema que supone un gasto de 30.000 millones de euros en España

II Jornadas Nacionales de Caídas

Un estudio enfermero creará una radiografía sobre las caídas en los hospitales, un problema que supone un gasto de 30.000 millones de euros en España

 

  • El Instituto de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería (CGE) ha promovido las II Jornadas Nacionales de Caídas donde se ha presentado el estudio INCAHES que busca conocer la situación actual y dar soluciones a las caídas en centros sanitarios en España.
  • Conocer la frecuencia, las características y las consecuencias de este problema es imprescindible para proponer e implementar modelos de prevención a nivel nacional.
  • “Resulta fundamental que los profesionales y cuidadores creemos un entorno seguro de prevención y concienciación donde implantemos medidas para mejorar la calidad de vida de los pacientes, y a su vez reduzcamos la carga asistencial. Este estudio pionero que promovemos desde el CGE busca ofrecer una radiografía de las caídas que se producen a nivel nacional, y desvelará las causas y medidas preventivas que podemos aplicar para mejorar la vida de estos pacientes. Algo que solo se puede hacer invirtiendo en investigación enfermera”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente de la institución. 

El número de caídas real que se producen en los hospitales españoles es muy superior al que consta en los registros. La tasa de caídas varía en función de la complejidad de los centros y tipología del paciente. Aproximadamente el 50% de las personas mayores que han sufrido una caída vuelve a caerse en el mismo año, lo que da una idea de su recurrencia en este grupo poblacional, porque esta situación no solo afecta a lo físico, sino también a lo emocional, como a la pérdida de confianza. Al menos una de cada cinco requiere atención sanitaria, y el diagnóstico de fractura se produce en uno de cada diez casos, lo que se calcula, que supone un gasto de unos 30.000 millones de euros en nuestro país.

Se sabe que las caídas de los pacientes en el entorno hospitalario constituyen un efecto adverso que puede complicar la evolución y alargar su estancia en el centro, comprometiendo así su vida. Ante la falta de datos en torno a esta problemática, el Instituto de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería (CGE) ha celebrado junto al Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid), las II Jornadas Nacionales de Caídas, donde se ha presentado el estudio multicéntrico INCAHES, un proyecto liderado por enfermeras que estudiará la incidencia real de las caídas hospitalarias en el ámbito nacional.

“Las caídas son una de las principales causas de lesiones en mayores, impactan en lo físico, pero también suponen un riesgo en la salud mental de los pacientes y familiares. Resulta fundamental que los profesionales y cuidadores creemos un entorno seguro de prevención y concienciación donde implantemos medidas para mejorar la calidad de vida de los pacientes, y a su vez reduzcamos la carga asistencial. Este estudio pionero, que promovemos desde el CGE, busca ofrecer una radiografía de las caídas que se producen a nivel nacional, y desvelará las causas y medidas preventivas que podemos aplicar para mejorar la vida de estos pacientes. Algo que solo se puede hacer invirtiendo en investigación enfermera”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.

Este estudio, cuyos resultados se presentarán en abril de 2025, muestra los indicadores de calidad de los cuidados enfermeros en caídas, que parten de una gestión de calidad asistencial estratégica. “La gestión de calidad no es posible si no hay un liderazgo directivo. Los gestores enfermeros tenemos que priorizar la gestión de la calidad y seguridad del paciente. Sin duda, las caídas se erigen como un indicador clásico de cuidados que debemos medir para ver si estamos dentro de un rango razonable. Hay que tener en cuenta que además supone un problema con gran impacto económico, pues se estima que supone un gasto de 30.000 millones de euros en nuestro país. Lo importante es establecer áreas de mejora en la calidad asistencial, por lo tanto, la investigación, la medición de variables asociadas, el estudio de la incidencia y las medidas de prevención son esenciales para minimizar este problema por ello es de gran relevancia este estudio nacional INCAHES”, asegura Diego Ayuso, secretario general del CGE.

INCAHES busca conocer la frecuencia, las características y las consecuencias de las caídas que se producen en los hospitales españoles, así como identificar los factores de riesgo asociados a este problema. Además, la investigación también va a analizar el perfil sociosanitario y los factores relacionados con las caídas. Asimismo, va a evaluar los costes adicionales que las caídas pueden ocasionar. En él han participado 13 comunidades autónomas y una treintena de centros. “Se han elaborado muchas guías de práctica clínica y se han realizado grupos de trabajo sobre caídas, pero realmente nadie tiene datos certeros. En la realización del estudio hemos visto que hay factores externos que están influyendo en las caídas y comorbilidad de los pacientes”, expresa Mª Ángeles Gómez, supervisora de Diálisis del Hospital Príncipe de Asturias y una de las investigadoras principales del estudio junto a Mª Victoria Soriano, también supervisora de Formación Continuada del mismo hospital.

Este trabajo, liderado de forma integral por dos enfermeras del Hospital Príncipe de Asturias, establecerá los criterios de prevención de los profesionales para maximizar la seguridad del paciente. “El papel de las enfermeras en el estudio es total porque somos quienes estamos en contacto directo con el paciente, sabemos cómo se encuentran en cada momento y etapa vital, y somos quienes podemos ayudar en la prevención, elaborando guías de práctica clínica, adecuando los protocolos, y, sobre todo, actuando sobre el entorno del paciente”, sigue la investigadora enfermera.

Concienciación

Otro de los puntos clave de este proyecto es la definición de protocolos y medidas que eviten las caídas en los hospitales españoles, algo que parte de la concienciación y formación de los profesionales. Desde la institución enfermera siguen apostando por sensibilizar a todos los profesionales de la importancia que tiene maximizar la seguridad del paciente y minimizar el riesgo de caídas hospitalarias.

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El CGE pide al Ministerio del Interior que no deje abandonadas a las enfermeras de prisiones, ya que se comprometió a potenciar su figura hace meses y sigue sin actualizar sus competencias

El CGE pide al Ministerio del Interior que no deje abandonadas a las enfermeras de prisiones, ya que se comprometió a potenciar su figura hace meses y sigue sin actualizar sus competencias

 

  • El Consejo General de Enfermería alerta de que los profesionales que trabajan en centros penitenciarios lo hacen siguiendo una normativa obsoleta de 1981, muy alejada del trabajo que se realiza en la actualidad.
  • “No podemos seguir manteniendo una normativa de hace 40 años. La enfermería ha ido avanzando a pasos agigantados en todos los ámbitos y para nosotros es fundamental que se trabaje para progresar como necesitan estos profesionales que ejercen en las prisiones del Estado”, subraya Florentino Pérez Raya, presidente de las más de 345.000 enfermeras.
  • Tras una reunión en abril y con el compromiso del Ministerio en firme, las enfermeras y enfermeros afectados afirman que la situación sigue absolutamente igual y no se ha avanzado en nada. 

El Consejo General de Enfermería denuncia una vez más el abandono que sufren las enfermeras y enfermeros que trabajan en prisiones e instituciones penitenciarias en España desde hace años y acusa al Gobierno de ignorar este problema, a pesar de las promesas de solucionarlo.

Seis meses después de que la subdirectora general de Sanidad Penitenciaria, Carmen Martínez, y el subdirector general de Recursos Humanos, Eugenio Arribas, se comprometiesen a poner sobre la mesa la necesidad de abordar este asunto de manera inmediata, el organismo que representa a las más de 345.000 enfermeras y enfermeros lamenta que no se ha avanzado absolutamente nada en el tema.

En este sentido, las enfermeras penitenciarias recuerdan que sus competencias se rigen por una normativa obsoleta del año 1981, “que nada tiene que ver con el trabajo que realizan en la actualidad”.

“Actualmente seguimos a la espera de cualquier avance en nuestras condiciones laborales que contribuyan al aumento de nuestra motivación profesional. Continúan vigentes las funciones definidas por el artículo 324 del Reglamento Penitenciario de 1981, y nuestras condiciones económicas en cuanto al valor de la hora de guardia y a nuestro complemento específico, siguen en el mismo punto. En definitiva, el colectivo de enfermería penitenciaria sigue abandonado a la deriva”, afirma Eusebio Espuela, presidente de la Asociación Nacional de Enfermeros de Instituciones Penitenciarias (ANEP), que puso de manifiesto esta situación durante las I Jornadas Nacionales de Enfermería Penitenciaria bajo el lema ‘Pasado, presente y futuro: derribando muros, abriendo horizontes’.

Para el CGE, esta situación no hace más que resaltar un nuevo ninguneo de las Administraciones, que se comprometen a cambiar las cosas y ponen buena cara durante las reuniones, pero no terminan de materializarlo. “Las enfermeras y enfermeros de prisiones no pueden seguir trabajando en unas condiciones arcaicas y obsoletas. No podemos seguir manteniendo una normativa de hace 40 años. La enfermería ha ido avanzando a pasos agigantados en todos los ámbitos y para nosotros es fundamental que se trabaje para progresar como necesitan estos profesionales que trabajan en las prisiones del Estado”, subraya Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.

A pesar de que desde el organismo enfermero había optimismo en que se avanzase en este tema, cada vez lo ven más lejano. “Me resisto a aceptar que nuestro futuro profesional sea precisamente la ausencia de futuro. El colectivo de enfermeros y enfermeras de Instituciones Penitenciarias seguiremos luchando por el reconocimiento profesional que nos merecemos, un reconocimiento basado básicamente en la aprobación de unas funciones que contemplen la realidad de nuestro trabajo diario con las personas privadas de libertad, además de ampararnos legalmente, y un valor de hora de guardia, junto a un complemento específico, que nos dignifiquen profesionalmente”, puntualiza Espuela.

Además de la necesidad de mejorar sus condiciones y reconocer sus competencias, desde el Consejo General alertan de la falta de profesionales en muchos de los centros, lo que pone en riesgo no solo la calidad de vida de los internos, sino también de los profesionales, que deben atender a un número muy elevado de pacientes, muchas veces sin los mecanismos adecuados.

“El Ministerio del Interior debe ser consciente de esta situación y debe tomar cartas en el asunto. Las enfermeras de prisiones merecen un trato justo y acorde a sus capacidades. No se puede consentir que con la formación que tenemos las enfermeras en la actualidad, en las cárceles se nos siga considerando profesionales de segunda. Es el momento del cambio”, concluye Pérez Raya.

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El CGE aplaude la Ley ELA, pero reclama la financiación necesaria para cubrir los cuidados enfermeros a estos pacientes

El CGE aplaude la Ley ELA, pero reclama la financiación necesaria para cubrir los cuidados enfermeros a estos pacientes

 

  • La Ley ELA, aprobada hoy en el Congreso, pretende garantizar cuidados enfermeros expertos a los más de 4.000 pacientes que sufren esta enfermedad degenerativa, pero el Consejo General de Enfermería (CGE) reclama que sea respaldada con la financiación necesaria para su implementación y no pase como con otras leyes, que quedaron en papel mojado al carecer de recursos.
  • El presidente del CGE, Florentino Pérez Raya, afirma que la nueva Ley ELA supone “un avance para las personas que la padecen, ya que las enfermeras tienen un papel clave con los pacientes porque, al ser una patología neurodegenerativa sin cura, su tratamiento es paliativo desde el diagnóstico y dependen de los cuidados enfermeros para incrementar el tiempo de supervivencia y su calidad de vida”.
  • Uno de los aspectos mejor valorados por las enfermeras españolas es la previsión de incrementar la formación de los profesionales sanitarios en el abordaje integral y multidisciplinar de las enfermedades de alta complejidad, como la ELA. 

El Consejo General de Enfermería (CGE) aplaude la aprobación de la llamada Ley ELA, pero advierte de la necesidad de que el Gobierno la dote de los recursos financieros necesarios para su implementación y evitar que pase como con otras leyes sanitarias, que carecieron de los recursos financieros adecuados para su aplicación práctica. Esta norma, cuando finalmente se publique en el Boletín Oficial del Estado, -tras su paso por el Senado- garantizará cuidados enfermeros expertos a los más de 4.000 pacientes que padecen ELA en nuestro país.

Florentino Pérez Raya, presidente del CGE, institución que representa a los más de 345.000 enfermeras españolas, insiste en que “la aprobación de esta ley da mucho rédito mediático y político, pero no podrá implantarse en nuestro sistema sanitario sin fondos. Desgraciadamente tenemos numerosas experiencias con leyes con grandes intenciones que luego no cuentan con una dotación presupuestaria suficiente. Esperamos, de corazón, que no ocurra lo mismo con la Ley ELA. Los pacientes se merecen poder afrontar su terrible enfermedad sin pensar en su cuenta corriente”.

“Desde el Consejo General de Enfermería celebramos que, por fin, estos pacientes vayan a tener los cuidados enfermeros expertos que precisan. No podemos olvidar que para esta patología neurodegenerativa no existe cura, su tratamiento es paliativo desde el diagnóstico, y los pacientes dependen de los cuidados de enfermería para aumentar la supervivencia y su calidad de vida. Hasta ahora el acceso a estos cuidados dependía de su residencia o de su poder adquisitivo”, ha señalado Pérez Raya.

Los cuidados enfermeros son clave en la nueva Ley ELA, pero su prestación requiere de una fuerte inversión en enfermería. Pérez Raya reitera que España tiene un déficit de más de 95.000 enfermeras comparado con otros países de nuestro entorno, lo que impide a las enfermeras brindar la atención adecuada a los pacientes. “Esta sobrecarga asistencial, que debería ser excepcional, se ha normalizado en nuestro día a día, poniendo en riesgo tanto la seguridad de las enfermeras como de los pacientes”, añade.

Formación

Uno de los aspectos mejor valorados por las enfermeras españolas es la previsión de mejorar la formación de los profesionales sanitarios en el abordaje integral y multidisciplinar de las enfermedades de alta complejidad, como la ELA. De hecho, como señala Florentino Pérez Raya, “en el Consejo General de Enfermería somos conscientes de que estos pacientes requieren de unos cuidados expertos y muy específicos, de ahí que hayamos decidido apostar por la formación de nuestros profesionales -a través del Instituto Superior de Formación (ISFOS)- como parte de nuestro compromiso tanto con los pacientes como con sus familias. Y es que las enfermeras no solo son quienes lideran estos cuidados, sino también quienes se encargan de formar a los familiares que, cuando están en casa, tienen que atender al paciente día y noche”.

De hecho, el CGE trabaja desde hace años con distintas asociaciones de pacientes para conocer de primera mano cuáles son sus necesidades y poner en marcha distintas líneas de acción que contribuyan a visibilizar esta enfermedad y conseguir así más recursos para que estas familias no tengan que hipotecar su presente y su futuro para hacer frente a los gastos que conlleva la ELA.

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La escasez de enfermeras influye en el retraso del diagnóstico del deterioro cognitivo y empeora la calidad de vida de los afectados y sus familias

Webinar “Intervención multidisciplinar integral en el deterioro cognitivo”

La escasez de enfermeras influye en el retraso del diagnóstico del deterioro cognitivo y empeora la calidad de vida de los afectados y sus familias

  • El estatus socioeconómico, el nivel educativo, la edad o el estilo de vida son algunos factores que indican la presencia del deterioro cognitivo. A pesar de sus múltiples señales, sigue siendo una afección infradiagnosticada cuya única solución es la detección precoz realizada por enfermeras.
  • En el abordaje de esta patología el binomio enfermera-familia resulta fundamental para el bienestar del paciente, pues estos actúan como aliados terapéuticos, formando una red de apoyo y de cuidados que ofrece estabilidad al paciente.
  • El Instituto Superior de Formación Sanitaria (ISFOS) del Consejo General de Enfermería (CGE), con la colaboración de Boehringer Ingelheim, ha celebrado un webinar sobre las bases del deterioro cognitivo y la intervención enfermera como un elemento clave para el bienestar de estos pacientes.

La edad, el estatus socioeconómico, el nivel educativo o el estilo de vida, además de los antecedentes familiares y enfermedades como la ansiedad o el estrés, son algunos de los factores que hacen complicada la detección del deterioro cognitivo. Así lo constata la comunidad científica que a lo largo de la historia ha evaluado los predictores del deterioro cognitivo. A pesar de la prevalencia de esta afección en un país cada vez más envejecido, como es España, y de las consecuencias sobre la calidad de vida de las personas que la sufren, existe una tasa significativa de infradiagnóstico en torno a ella, pues los síntomas son tan comunes que pasan desapercibidos tanto por el propio paciente, como por la familia. Una situación que pone barreras a la detección precoz realizada por enfermeras – principal herramienta para intervenir – y al inicio del tratamiento, lo que implica un desarrollo del deterioro más rápido.

Disminución de la memoria, pérdida de la atención o tener una velocidad de procesamiento más lenta son algunos de los síntomas que presenta el deterioro cognitivo. Este deterioro puede derivar en enfermedades como el alzhéimer u otros tipos de demencias. Para abordarlo de una forma multidisciplinar e integral, diversos expertos han participado en el último webinar “Intervención multidisciplinar integral en el deterioro cognitivo. Patología mental grave”, celebrado por el Instituto Superior de Formación Sanitaria (ISFOS) del Consejo General de Enfermería (CGE) y con la colaboración de Boehringer Ingelheim. Durante dos horas de formación, expertos en la materia han hablado de las bases fundamentales de este trastorno, la intervención enfermera clave para realizar una detección precoz de la enfermedad y el binomio enfermera-familia, que actúan como aliados terapéuticos, formando una red de apoyo y cuidados que ofrece la estabilidad que necesita el paciente.

“El cerebro, al igual que el resto del cuerpo, cambia con la edad. Muchas personas notan que se vuelven más olvidadizas a medida que envejecen. Pueden tardar más en pensar en una palabra o recordar el nombre de una persona. El problema es que, en un primer momento, se piensa que ‘son cosas de la edad’. Se normaliza, y no se plantea que detrás de estos olvidos puede encontrarse la enfermedad de Alzhéimer u otros tipos de demencias. Como profesionales sanitarios es muy importante que las enfermeras estemos formadas e informadas de las necesidades que tienen estos pacientes, tanto en la detección precoz como en la estimulación cognitiva, en el control de su salud física y mental o en el apoyo emocional que precisan”, explica Pilar Fernández, directora de ISFOS.

Síntomas

El deterioro cognitivo es un tema transversal y no corresponde únicamente a este tipo de enfermedades, como podemos pensar, sino que también afecta a otras como la enfermedad mental grave. “Hay muchos otros cuadros patológicos donde aparece ese deterioro cognitivo. Dentro del ámbito de los trastornos mentales existe el concepto del trastorno mental grave, como el trastorno bipolar o la esquizofrenia, donde esta afección se va a presentar al 100%. También hay otras enfermedades como las patologías hepáticas, por ejemplo, por el consumo de sustancias tóxicas que llevan al paciente a sufrir alteraciones cerebrales que derivan en un deterioro cognitivo”, cuenta Mercedes Peña, supervisora de Adultos de Psiquiatría y Comunitaria del Hospital Gregorio Marañón (Madrid) y tutora de residentes.

Tal y como indica José Manuel Montes, jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal, en Madrid, la primera señal del deterioro cognitivo es personal. Normalmente, los pacientes lo van notando en la pérdida de la funcionalidad. “Una vez que se produce la afectación de esas zonas, y dependiendo de la enfermedad mental de la que estemos hablando, va a suceder una mayor o menor afectación de lo que llamamos cognición, que es lo que nos permite percibir el entorno y tomar decisiones en relación con él. Aquí se ven afectadas la memoria, la atención, la concentración o la capacidad de planificar, entre otras”, explica.

“El deterioro cognitivo en la mayor parte de las enfermedades mentales no implica un grado de deterioro similar al que pueda aparecer en las degenerativas, como las demencias o el alzhéimer. El deterioro cognitivo que se asocia a la enfermedad mental es más sutil y no afecta completamente a la autonomía del sujeto, pero sí a su funcionalidad, por ejemplo, a nivel laboral”, continúa el psiquiatra.

Diagnóstico enfermero

Cuando un paciente acude a consulta con pérdidas de memoria, alucinaciones o problemas de comprensión oral, que indican la presencia de deterioro cognitivo, es importante discernir el entorno de donde viene. “La actuación enfermera va a depender del contexto donde se encuentre el paciente. Hay que diferenciar si el deterioro está vinculado a una enfermedad orgánica, infecciosa, por una adicción, por una demencia, se debe al efecto secundario de un fármaco o por el propio efecto residual de una enfermedad de trastorno mental grave”, sigue la enfermera. Dependiendo de dónde proceda ese deterioro cognitivo las enfermeras adoptan un rol u otro. Por ese motivo, del diagnóstico enfermero va a depender el tratamiento y seguimiento del paciente.

“Uno de los problemas en torno al diagnóstico es el tiempo que transcurre desde que una persona acude a consulta con un proceso patológico y cuando el deterioro cognitivo se detecta. Hace años no se hacía una detección temprana del deterioro cognitivo. De hecho, a día de hoy, asegurar el grado en que una persona presenta esta afección es delicado por la complejidad en su definición, no ya por cómo está montado nuestro sistema de salud, sino porque a veces solamente mencionándolo no se hace otra actuación”, continúa Peña. Otro de los problemas por los que el deterioro cognitivo es infradiagnosticado es por la escasez de enfermeras pues, “esta patología realmente requiere de una actuación enfermera que cada vez tiene que ser mayor, y el problema es que aún no lo ha logrado ser”, asegura la supervisora.

Los cuidados enfermeros de estos pacientes van a depender de la valoración y el diagnóstico que realizan estos profesionales, que dependiendo de la patología serán especialistas en Salud Mental o enfermeras generalistas. “Primero vemos las áreas afectadas. En la mayoría de los casos hablamos de la memoria, pero también hay otros procesos cognitivos, como es el pensamiento, que pueden verse afectados. Trabajamos el lenguaje, la memoria con terapias de reminiscencia, ayudamos a recordar al paciente, y con terapias de lectura y de expresión verbal y no verbal trabajamos esas áreas de comprensión”, explica esta enfermera.

Aliado terapéutico

En el abordaje del deterioro cognitivo la familia juega un rol fundamental actuando como cuidadores principales. Se convierte en la aliada terapéutica de las enfermeras, pues son una extensión de estas profesionales y de sus cuidados. “Tienen un apoyo emocional y psicológico fundamental para el paciente. Está demostrado que las relaciones familiares sólidas generan un entorno afectivo de mayor calidad y esto contribuye a mejorar la calidad de vida del paciente. Para las enfermeras su rol de ayuda es esencial, son nuestros aliados terapéuticos. Nos ayudan en la detección temprana, en la estimulación cognitiva y en el control de la salud física y emocional del paciente”, afirma Julio González, enfermero de Urgencias de Psiquiatría del Hospital Gregorio Marañón.

Tras el diagnóstico, enfermeras y familia forman una red de apoyo para los pacientes. “Esta alianza se basa en un binomio, una relación de dos donde los sanitarios ofrecemos a los cuidadores mucha educación para la salud”, sigue. Sin embargo, las familias también necesitan unos cuidados específicos. “Cuando detectamos esa sobrecarga del cuidador, ofrecemos a las familias un espacio terapéutico para que puedan desahogarse y hablar de las dificultades que están teniendo. Les damos un espacio libre y seguro en el que puedan hablar sin sentirse juzgados”, explica este enfermero de Urgencias psiquiátricas.

El perfil de los cuidadores, tal y como apunta el último informe del Ministerio de Sanidad junto con el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), entre el 80-85% de los cuidados a personas dependientes son ejercidos por cuidadores informales. Las estadísticas hablan de un perfil de cuidadora entre los 40 y 60 años, con estudios primarios y secundarios y personas que combinan el trabajo activo con el cuidado informal. “En ellos también repercute negativamente la enfermedad, pues su papel como cuidadores les hace tener un desajuste en la autopercepción de la salud. Además, su vida social se ve reducida, a nivel emocional se ven afectados, y presentan un elevado incremento de problemas musculares…”, continúa.

En este sentido, las enfermeras no solo cuidan del paciente, sino también de las familias que actúan como cuidadores principales. “Impartimos talleres de cómo hacer cambios posturales más ergonómicos, ofrecemos talleres emocionales para trabajar con ellos la salud mental, también actividades más prácticas de educación para la salud, para que sepan controlar aspectos básicos de higiene del sueño, alimentación, ejercicio o estimulación cognitiva. La clave es entender la importancia de cuidar al que cuida para poder repercutir en el paciente con deterioro cognitivo. El rol de las enfermeras es fundamental, no solo con la educación para la salud, sino como soporte afectivo y emocional de ese cuidador”, concluye el enfermero.

 

*Pie de foto (de izq. a dcha.): David Ruipérez, director de Comunicación del Consejo General de Enfermería; Julio González, enfermero de Urgencias de Psiquiatría del Hospital Universitario Gregorio Marañón (Madrid); Mercedes Peña, supervisora de Adultos de Psiquiatría y Comunitaria del Hospital Gregorio Marañón y tutora de residentes; Pilar Fernández, directora de ISFOS y José Manuel Montes, jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid).

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Las enfermeras de España y Portugal trazan líneas estratégicas comunes en desarrollo profesional y formación

Las enfermeras de España y Portugal trazan líneas estratégicas comunes en desarrollo profesional y formación

 

  • Como señala Ana Fonseca, vicepresidenta de la Ordem dos Enfermeiros de Portugal “encontramos muchas similitudes en términos de desarrollo profesional con España y de aquí salimos con muchas ideas para llevar a cabo actividades conjuntas en distintas áreas”.
  • Aunque ya existe un convenio de colaboración entre ambas instituciones, en las reuniones se ha planteado “actualizar ese compromiso mutuo de colaboración, por lo que en los próximos meses firmaremos un nuevo compromiso de colaboración entre ambas instituciones”, ha detallado Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.
  • Desde el Instituto de Formación Superior de Formación Sanitaria del CGE (ISFOS), “les hemos mostrado nuestro modelo de formación continuada y de posgrado, el que realizamos a través de nuestra organización colegial y que apoya de manera decisiva nuestro Consejo General. Nosotros tenemos un modelo de compromiso en materia de formación tanto de las enfermeras, a través de nuestros colegios provinciales, como de los líderes de la profesión”, ha detallado Pilar Fernández, directora de ISFOS. 

El Consejo General de Enfermería (CGE) y la Ordem dos Enfermeiros de Portugal han celebrado unas jornadas de colaboración en Madrid, para compartir experiencias en materia de desarrollo profesional y de formación, principalmente. De hecho, y aunque ya existe un convenio de colaboración entre ambas instituciones, en las reuniones se ha planteado “actualizar ese compromiso mutuo de colaboración, por lo que en los próximos meses firmaremos un nuevo compromiso de colaboración entre ambas instituciones”, ha detallado Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.

Como explica José Luis Cobos, vicepresidente III del CGE, “la relación con nuestros homólogos portugueses es muy estrecha desde hace muchos años, pues por nuestra cercanía, por nuestra vecindad, compartimos muchas cosas, no sólo a nivel cultural, sino también en el desarrollo de la profesión enfermera”.

Así, han explicado la visión de la profesión en cada uno de los países. Como señala Ana Fonseca, vicepresidenta de la Ordem dos Enfermeiros “encontramos muchas similitudes en términos de desarrollo profesional con España y de aquí salimos con muchas ideas para llevar a cabo actividades conjuntas en distintas áreas”.

Formación

Uno de los aspectos más relevantes de las reuniones se ha centrado en la formación. A nivel universitario “en Portugal tenemos un título en Enfermería que es muy similar al que se practica aquí en España, también hacen falta 4 años de formación. Después tenemos maestrías en Enfermería para el acceso a las especialidades. Contamos con 14 áreas de formación especializada”, ha detallado la vicepresidenta portuguesa.

Además, desde la Ordem de Enfermeiros, “también ofrecemos formación continuada, pero todavía estamos en una fase de desarrollo. Básicamente ofrecemos formación a distancia, webinars, seminarios y cursos de corta duración. Actualmente estamos en un proceso de desarrollo intentando incrementar cada vez más nuestra actividad formativa para las 84.000 enfermeras portuguesas”.

Por su parte, desde el Instituto de Formación Superior de Formación Sanitaria del CGE (ISFOS), “les hemos mostrado nuestro modelo de formación continuada y de posgrado, el que realizamos a través de nuestra organización colegial y que apoya de manera decisiva nuestro Consejo General. Nosotros tenemos un modelo de compromiso en materia de formación tanto de las enfermeras, a través de nuestros colegios provinciales, como de los líderes de la profesión”, ha detallado Pilar Fernández, directora de ISFOS.

Entre los temas que han analizado se encuentran las dificultades, por ejemplo, de implementación de estas especialidades en España, la prescripción enfermera, o en qué situación se encuentran los diplomas de acreditación y acreditación avanzada. “Una cuestión que interesa mucho en Portugal, y desde el Consejo de Enfermería también compartimos esa inquietud, es cómo desarrollar áreas de capacitación específica y de especialización, a veces con programas como el nuestro de residencia o con programas de másteres que ellos tienen para ese desarrollo de las prácticas en áreas más complejas o avanzadas”, ha incidido José Luis Cobos.

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Las enfermeras españolas sufren cerca de 3.000 agresiones en 2023, un 10% más que en 2022

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Las enfermeras españolas sufren cerca de 3.000 agresiones en 2023, un 10% más que en 2022

 

  • En 2023 se denunciaron 2.840 agresiones a enfermeras en España, lo que resulta en una media de casi ocho agresiones al día, según los datos del Observatorio de Agresiones del Consejo General de Enfermería. Esto supone un preocupante incremento de más del 10% con respecto a la cifra de 2022, año en el que se registraron 2.580 incidentes.
  • Por comunidades autónomas, Andalucía es la que ha registrado un mayor número de estos sucesos, con 752, seguida de Baleares (369), Aragón (242), Castilla y León (232) y Galicia (212). Por el contrario, las regiones que menos agresiones han notificado son Ceuta (3) Melilla (3), Extremadura (14), Comunidad Valenciana (15) y Madrid (30).
  • Florentino Pérez Raya, presidente del CGE, afirma que las enfermeras sufren una violencia en muchos casos derivada de las deficiencias del sistema sanitario, las listas de espera, demoras en la atención, y demanda el incremento en el número de enfermeras con el que se logre rebajar la presión asistencial de una sanidad infradotada. 

En 2023 se denunciaron un total de 2.840 agresiones a enfermeras en España, según los datos del Observatorio de Agresiones del Consejo General de Enfermería, lo que supone un incremento de más del 10%, con respecto a 2022, cuando se registraron 2.580 incidentes. Sin ir más lejos, esta semana se han conocido casos de agresiones a enfermeras en Canarias o Cádiz. Donde más han crecido los datos ha sido en Aragón, Canarias, Baleares y Cantabria. El presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, critica que las enfermeras sufren una violencia en muchos casos derivada de las deficiencias del sistema sanitario, las listas de espera, demoras en la atención, y demanda el incremento en el número de enfermeras con el que se logre rebajar la presión asistencial de una sanidad infradotada.

Pérez Raya afirma que “hay límites que no se pueden traspasar, porque la abnegación de nuestras profesionales no implica soportar vejaciones ni agresiones. Con la violencia, ya sea verbal o física, debemos tener tolerancia cero. No hay justificación alguna para sentir miedo o sufrir lesiones, amenazas ni ultrajes cuando uno simplemente desempeña su labor en su puesto de trabajo. Y menos cuando su trabajo consiste en salvar vidas, en cuidar de la salud de las personas”.

Como destaca Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, “las 345.000 enfermeras y enfermeros de España se enfrentan cada día a hacer su trabajo con una presión asistencial brutal debido al déficit crónico de profesionales que arrastra nuestro país. De hecho, hacen falta casi cien mil enfermeras para equipararnos a nuestros vecinos europeos”. Para Pérez Raya, “las enfermeras no somos responsables de los males del sistema, de las demoras en la atención, de la falta de recursos, de no poder atender sus expectativas. De hecho, en muchas ocasiones somos quienes también sufrimos todos esos problemas de nuestro sistema sanitario”, ha añadido.

Diego Ayuso, director del Observatorio y secretario general del CGE, explica que: “creemos que este aumento no se ha debido realmente a que las agresiones se hayan incremento en estas regiones de forma tan alarmante, sino a que hay una mayor concienciación de los profesionales a la hora de denunciar y una mayor sensibilidad a la hora de registrar los datos por parte de las comunidades autónomas”.

Últimos datos

Según los últimos datos del Observatorio de Agresiones del CGE, correspondientes al año 2023, se han registrado un total de 2.840 agresiones a enfermeras. Por comunidades autónomas, Andalucía es la que ha registro un mayor número de estos sucesos, con 752, seguida de Baleares (369), Aragón (242), Castilla y León (232) y Galicia (212).  Por el contrario, las regiones que menos agresiones han notificado son Ceuta (3) Melilla (3), Extremadura (14), Comunidad Valenciana (15) y Madrid (30).

Si comparamos los datos con los del año anterior, se observan fuertes incrementos Aragón (+145), Canarias (+142), Islas Baleares (+101) y Cantabria (+72), propiciados por un aumento de las denuncias por parte de las enfermeras y un mejor registro de los datos por parte de los diferentes servicios de salud.

Tal y como ha señalado Guadalupe Fontán, coordinadora del Instituto de Investigación del CGE, “los datos del observatorio provienen de lo que nos notifican los colegios provinciales de Enfermería, así como de algunas instituciones que a nivel autonómico también nos los hacen llegar. Sin embargo, como ha incidido Diego Ayuso, secretario general del CGE y director del Observatorio de Agresiones, “estos datos no reflejan el total de las agresiones reales. Sabemos que hay una infra notificación de incidentes violentos en nuestros centros sanitarios, especialmente cuando se refieren a insultos y amenazas, porque no se denuncian. De ahí, que desde el Consejo General de Enfermería siempre insistamos en la necesidad de denunciar estos hechos, pues una agresión, ya sea física o verbal, que no se denuncia, es un hecho que no se conoce y, por tanto, no existe”.

Tampoco hay que olvidar el que hecho de que para el profesional que sufre una agresión ya sea verbal o física, “le supone mucha frustración, mucha preocupación, también le puede provocar una baja laboral y afectarle a nivel profesional en la forma desarrollar su actividad, pues muchas veces quien sufre una agresión piensa que ha hecho algo mal, cuando realmente es una situación que no tiene que ver con la actitud o con la profesionalidad de esa compañera, sino que el estrés y la ansiedad que padece un paciente o un familiar por no ver satisfechas sus expectativas por la deficiencias del sistema y no por la actuación concreta de un profesional”, ha subrayado Ayuso.

Curso de prevención de agresiones

Precisamente para prevenir situaciones violentas en la práctica asistencial diaria y para afrontar la agresión en caso de que se produzca, el CGE presentaba en febrero de 2023 un curso formativo gratuito realizado en colaboración con el equipo del interlocutor policial sanitario de Policía Nacional, e impartido el Instituto Superior de Formación Sanitaria (ISFOS).

“Con este curso ya hemos formado a más de 5.000 enfermeras y enfermeros españoles para saber cómo detectar una situación violencia, cómo reducir la tensión en el trato con el paciente o sus familias con comunicación, con empatía, qué medidas adoptar si sospechamos que puede darse un incidente violento o cómo pedir ayuda ante una situación conflictiva. Todo eso se puede aprender con el curso que hemos elaborado, por lo que animamos a todas las enfermeras a que se formen para prevenir agresiones”.

Como ha resaltado el presidente del CGE, con esta acción “queremos dejar muy claro a las enfermeras y enfermeros que no están solas, que ante cualquier agresión, amenaza, insulto o acoso van a encontrar todo el apoyo en sus colegios profesionales, en el Consejo General de Enfermería y, por supuesto, en la Policía Nacional, la Guardia Civil y otros cuerpos autonómicos”, ha concluido Pérez Raya.

AGRESIONES A ENFERMERAS POR COMUNIDADES AUTONOMAS
CC. AA. 2022 2023
Andalucía 728 752
Aragón 97 242
Principado de Asturias 99 155
Islas Baleares 268 369
País Vasco 315 Sin datos
Canarias 11 153
Cantabria 8 80
Castilla-La Mancha 124 136
Castilla y León 317 232
Cataluña 18 31
Extremadura 1 14
Galicia 188 212
Comunidad de Madrid 34 30
Región de Murcia 136 165
Comunidad Foral de Navarra 171 199
La Rioja 41 53
Comunidad Valenciana 21 15
Ceuta 3 1
Melilla 0 1
TOTAL 2.580 2.840

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El CGE alerta de nuevo del peligro que corren los pacientes por la falta de profesionales, más mortalidad y complicaciones en las cirugías

El CGE alerta de nuevo del peligro que corren los pacientes por la falta de profesionales, más mortalidad y complicaciones en las cirugías

 

  • Un estudio publicado en el British Journal of Surgery muestra que la escasez de enfermeras da como resultado estancias hospitalarias más prolongadas y peores resultados en la salud de los pacientes quirúrgicos, incluida una mayor mortalidad.
  • En situaciones en las que los niveles de falta de enfermeras se encuentran por debajo de la media, aumenta el riesgo relativo de reingreso en un 2,3% y el de mortalidad en un 9,2%, tal y como indica el informe británico.
  • “La falta de enfermeras es una de las denuncias que históricamente hemos planteado en el CGE. Es una realidad que existe un déficit estructural en todo el sistema sanitario. No disponer de unas plantillas suficientes de enfermeras que puedan ofrecer una atención y cuidados de calidad pone en riesgo la salud de la población, incrementa los riesgos y conlleva a una mayor probabilidad de reingresos, efectos adversos e incluso fallecimientos, tal y como constatan diversos estudios científicos nacionales e internacionales. Hacen falta más de 100.000 enfermeras en España para llegar a la media europea”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente de la institución. 

El Consejo General de Enfermería alerta de nuevo del riesgo que corren los pacientes por la grave escasez de profesionales. Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Southampton, publicado en el British Journal of Surgery (BJS) así lo constata, al menos en el terreno quirúrgico. La investigación, que ha revisado 44 proyectos, concluye que una mayor dotación de enfermeras se asocia con una menor mortalidad a los 30 días entre los pacientes quirúrgicos. En situaciones en las que los niveles de falta de enfermeras se encuentran por debajo de la media, aumenta el riesgo relativo de reingreso en un 2,3% y el de mortalidad en un 9,2%, tal y como indica el informe británico.

No es la primera vez que el Consejo General da la voz de alarma ante la falta de enfermeras, un problema que pone en riesgo la calidad de vida de los pacientes y que compromete la salud de los ciudadanos. “La falta de enfermeras es una de las denuncias que históricamente hemos planteado en el CGE. Es una realidad que existe un déficit estructural en todo el sistema sanitario. No disponer de unas plantillas suficientes de enfermeras que puedan ofrecer una atención y cuidados de calidad pone en riesgo la salud de la población, incrementa los riesgos y conlleva a una mayor probabilidad de reingresos, efectos adversos e incluso fallecimientos, tal y como constatan diversos estudios científicos nacionales e internacionales. Hacen falta más de 100.000 enfermeras en España para llegar a la media europea”, afirma Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, que ya denunciaba la situación precaria de la enfermería en España en el último informe de ratios presentado por la institución.

Riesgos prevenibles

Las enfermeras desempeñan un papel fundamental en la seguridad de los pacientes, especialmente en los quirúrgicos. Existe una creciente preocupación por la calidad de la atención que reciben estos y el aumento del coste de complicaciones, riesgos y problemáticas entorno a ellos que son claramente evitables.

Tal y como expone el estudio británico, los pacientes quirúrgicos y aquellos que se encuentran en la UCI cuentan con más probabilidades de experimentar daños y riesgos en su estancia hospitalaria. En la actualidad se han logrado muchos avances en la atención perioperatoria, como el uso generalizado de la lista de verificación de seguridad quirúrgica, pero todavía queda mucho camino por recorrer, según la investigación, el 55% de las infecciones en áreas quirúrgicas son prevenibles.

En esta misma línea, exponen que implementar listas de verificación, capacitar y formar al personal sanitario o mejorar el trabajo en equipo son algunas de las intervenciones de seguridad que se contemplan como principales soluciones a esta problemática. No obstante, depositar la responsabilidad en el personal sanitario para prevenir daños sin abordar las deficiencias que rodean a la profesión enfermera, que son muchas, sigue siendo una barrera persistente para la seguridad de los pacientes, que están experimentando estancias hospitalarias más prolongadas y sufriendo peores resultados en su salud, llegando en muchos casos al fallecimiento.

“No podemos responsabilizar a las enfermeras de riesgos prevenibles que se solventarían con más inversión en capital humano. Nuestro sistema sanitario requiere de sistemas, políticas y procedimientos adecuados, porque la seguridad de todos los pacientes, especialmente los que se someten a una intervención quirúrgica es esencial. Y es aquí donde las enfermeras juegan un papel trascendental, por los cuidados y atención que ofrecen antes, durante y después de una cirugía, y en general en todas las etapas de la vida. Esta investigación es solo un recordatorio más de las graves consecuencias que tiene en el paciente la carga asistencial de nuestras enfermeras y la falta de profesionales que tiene España”, concluye el presidente de las más de 345.000 enfermeras y enfermeros españoles.

La situación de escasez de enfermeras y los resultados en salud relacionados se estudia desde hace años en los sistemas sanitarios occidentales. En una revisión, publicada en la Revista Internacional de Estudios de Enfermería (IJNS, por sus siglas en inglés), sobre 27 estudios longitudinales se reafirma la relación entre la baja dotación de enfermeras y la mortalidad, proponiendo que el abordaje de este problema puede llevar a la mejora de los resultados en salud de la población. Una revisión más reciente, realizada por el mismo equipo investigador, incluyó 12 estudios sobre la asociación de los niveles de dotación multidisciplinar y la mortalidad en hospitales transversales. En este estudio concluyen que una óptima dotación de enfermeras se asocia a una menor mortalidad, destacando que la investigación y el desarrollo de políticas sobre la dotación de enfermeras está justificada y es más que necesaria.

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